Pep Guardiola y los suyos cumplieron con los pronósticos ante el Aston Villa y presionaron al Liverpool en la cima de la tabla después de un contundente 3-0 que reflejó bien lo que fue el choque.
Lo intentaron de todas formas los 'skyblues' en un primer acto en el que los 'villanos' también tuvieron opciones, pero fue en la segunda mitad cuando se decantó el choque.
De salida, el City apostó por su fútbol de toque, preciosista y siempre aplastante. Los celestes cabalgaron enseguida a lomos de un Sterling que vive un momento de forma superlativo. De sus botas nacieron las mejores ocasiones del equipo en un primer acto en el que no hubo gol de verdadero milagro.
Tras una llegada por la banda del internacional inglés, Gabriel Jesus, a la media vuelta, comenzó con el carrusel de oportunidades. Aunque Heaton vivió más o menos tranquilo en la primera parte, el Aston Villa se acostumbró en exceso a vivir en el balcón de su área.
Por parte 'villana', solo Grealish y su enorme clase presentaban algo de batalla. Fue, sin embargo, en una pérdida de Stones cuando casi se complica la vida el City. El inglés regaló el balón y McGinn, que al final del choque se toparía con el palo, disparó con mucha intención abajo. Apareció Ederson para evitar el descalabro antes de un descanso al que se llegó con otra ocasión clara fallada por Silva tras jugadón de Sterling.
El City no había logrado mandar a través del toque, pero sí lo lograría a la primera que intentó llegar con juego directo. En un gol casi 'anti Guardiola', el despeje de Ederson fue peinado por Gabriel Jesus y Sterling no perdonó en el mano a mano con Heaton.
Era la primera acción de la segunda y la que desmoronaría por completo al Aston Villa. De ahí en adelante, los de Dean Smith ya casi no llegarían ni al contragolpe y el City volvería a encontrarse con dos goles propios del fútbol inglés.
El primero, en un centro de De Bruyne que amagó con rozar Silva y que, al no hacerlo, no convirtió en fuera de juego. El bote sorprendió a Heaton, que no pudo hacer nada para evitar la sentencia.
El tercero, antes del carrusel de ocasiones de los celestes, llegó tras una serie de rebotes en un saque de esquina, culminados por una volea elegante de Gündogan.
Sin el fútbol preciosista de siempre, el City siguió avasallando para acercarse al Liverpool y quién sabe si Guardiola aprendió una valiosa lección en el proceso.