Polonia viajaba a Kazajistán en lo que se esperaba como un partido de trámite. La superioridad polaca era clara, al menos sobre el papel, pero no contaban con disputar los peores seis minutos de la historia.
Porque al descanso ganaba Polonia claramente. Habían marcado Kapustka y Lewandowski y el partido estaba de cara. Pero tras el descanso todo cambió. En el '52 marcaba Khizhnichenko y seis minutos más tarde anotaba el del empate.
Todo el trabajo realizado en 50 minutos se fue por la borda en sólo seis. Con el punto asegurado, Kazajistán se cerró en banda, esperando no cometer los mismos errores que permitieron a Polonia ir ganando desde el minuto 9.