Gerard Piqué se llevó el cada vez menos habitual doble castigo ante el Ferencvaros en el estreno de Champions del Barcelona. El central agarró vehementemente a Nguen hasta que el delantero cayó al suelo y no se libró de la expulsión pese a que el árbitro del choque, Schärer, también señaló penalti.
La acción sorprendió a muchos, que esperaban como máximo la amarilla para el defensa azulgrana por aquello del doble castigo. Sin embargo, la IFAB hace ya unos años que modificó la regla -en 2016- y volvió a admitir que pueda haber una expulsión en una situación de estas circunstancias. Eso sí, pese a contemplar este tipo de acciones, normalmente los colegiados las solventaban con penalti y amarilla.
El castigo fue tremendo para el defensa, que dejó al Barcelona con uno menos, con un penalti en contra y también se perderá la visita azulgrana a Turín. Vamos, de castigo doble nada, si acaso triple.
La explicación a la expulsión de Piqué, que sí que era muy clara según las reglas de hace años pero no tanto de acuerdo a las actuales, está en que el jugador del Barça no intentó en ningún momento jugar el balón. Agarró y agarró a Nguen hasta que el delantero cayó en el área sin que pudiera arrebatarle el balón de forma limpia por encontrarse bastante detrás.
Este tipo de acciones van a ser señaladas de ahora en adelante como penalti y expulsión y, para empezar, nada salvará a Piqué de perderse la cita de Turín ante la Juventus de CR7 el próximo miércoles.