En un partido amateur, los espectadores se agolpaban dentro del campo, desobedeciendo las indicaciones del árbitro, intimidando a los jugadores con sus armas en torno a la portería.
Aunque estaba bajo presión extrema, el lanzador no falló y desató la euforia entre los aficionados, dando rienda suelta a los armados, que disparaban sus AK-47 al aire en señal de alegría.
Los hechos ocurridos en la localidad brasileña de Belford Roxo, en el estado de Río de Janeiro, están dando la vuelta al mundo creando estupor en cada lugar del planeta.