Ibra tiene 38 años, pero hay que tener mucho cuidado con él: podría ser eterno. El delantero del Milan se dispuso de nuevo a cerrar bocas en el encuentro de la Serie A ante la Sampdoria. Su segunda diana -la primera la firmó rápido- llegó tras una gran contra y una mejor definición.
El pase fue de Calhanoglu, que le puso una bola filtrada dentro del área que le dio todas las opciones de rematar solo. En el uno contra uno ante Falcone, no dudó en controlar con la diestra para superarle con la zurda. Un disparo rápido y efectivo ante el que el cancerbero no pudo hacer nada.
Sí que llegó a tocar el esférico, pero no le sirvió. Este acabó en el fondo de las mallas de todas formas. Zlatan corrió entonces a celebrar con sus compañeros una diana más que le coloca en lo más alto del fútbol no solo italiano, sino mundial, a una edad muy avanzada.
Y hay que prestar mucha atención a cada gol que marca. Tiene sobre la mesa varias opciones respecto a su futuro: posible retirada, posible fichaje por otro equipo, posible renovación... Si sigue mostrando un rendimiento tan alto sobre el terreno de juego, podrá hacer lo que le plazca.