Un partido ante el Barcelona da para mucho. No sólo te ven aficionados de España que no sabían de tu existencia, sino que te sitúan en el mapa hasta los más variados aficionados de América, Asia y hasta África.
El Real Valladolid-Barcelona, que cerraba la jornada del sábado, no fue diferente. Con el añadido de que se convirtió en la comidilla de las redes sociales por el pésimo estado de un terreno de juego sembrado a la carrera y sin apenas tiempo de margen, el choque descubrió a un equipo pucelano mucho más aguerrido de lo esperado y a un Barcelona que se perdió demasiado en las quejas y durante la segunda mitad prácticamente no pudo imponer su fútbol.
De vuelta a la presentación en sociedad de los blanquivioletas, no es que los castellanos fueran un equipo desconocido para el gran público, aunque cuatro años en la sombra le hacen mella hasta al más histórico del fútbol español. No iba a ser menos un Real Valladolid que apenas contaba con Borja y con Keko como futbolistas que ya actuaron en Primera con el equipo en el pasado.
Así pues, la segunda jornada, ante todo un Barça, fue perfecta para que el conjunto del Pisuerga se presentara en sociedad. Ya había tenido la suerte de disputar el choque inaugural, con todo lo que ello conlleva, pero hasta los primeros partidos quedan en la sombra cuando se habla de uno de los grandes de nuestro fútbol.
En el Valladolid estuvieron a gran altura prácticamente todos pese a la derrota, pero destacaron dos, por su juventud y desparpajo, que sólo los más allegados al equipo mantenían en 'cartera'. Dos futbolistas de 1995, canteranos del club pucelano y que han ido quemando etapas hasta alcanzar el primer equipo. A ambos les tocó irse fuera, aunque de diferente modo, para poder triunfar en su equipo de siempre, algo que a estas alturas ya han conseguido.
¿Quiénes son?
En defensa, sobresalió la figura de un espigado Fernando Calero, siempre atento al corte y que volvió a mostrar una gran rapidez y una seguridad aérea impropias de un zaguero de sólo 22 años. Aunque a Kiko Olivas, su acompañante, le tocó la ardua tarea de marcar a Luis Suárez, él ejerció un poco de hombre libre, cortando todos los balones sueltos y estando especialmente atento a Leo Messi, que gracias a su buen marcaje no pudo entrar demasiado en juego.
El central, que salió hacia la cantera del Málaga hace un puñado de temporadas para regresar a casa en 2016, se permitió el lujo de incorporarse en ataque e incluso dio la asistencia del 1-1 a Keko, que se quedó en nada por la entrada en acción del VAR.
Y si Calero dejó boquiabierto a más de uno por sus intervenciones defensivas, en ataque brilló una vez más el 'Messi pucelano', un Toni Villa que lleva dos ascensos consecutivos -subió de Segunda B a Segunda con la Cultural y de Segunda a Primera con el Valladolid- y que se ha propuesto conquistar también la Primera División en su estreno.
Como Calero, nació en 1995 y, también como su compañero en la cantera blanquivioleta, tuvo que tratar de demostrar fuera de casa que era un jugador válido. Lo hizo con un temporadón en la Cultural Leonesa, lo que le valió para volver y quedarse en la primera plantilla la pasada campaña.
Futbolista con centro de gravedad bajo y unas grandes aptitudes técnicas, volvió loca a la zaga azulgrana cada vez que intervenía entre líneas o caía a banda. Fue sustituido por Verde cuando ya estaba fundido, a falta de tres minutos para el final, y recibió la ovación de un José Zorrilla que ya lleva un tiempo enamorado de su fútbol. Seguro que después del partido ante el Barcelona, visto en todo el planeta, no son los únicos que han quedado prendados de él.