Hubo tablas, no de las aburridas, pero tablas, al fin y al cabo, en el duelo entre la Real Sociedad y el Sevilla en la quinta jornada de Primera División. Los de Imanol Alguacil, generalmente superiores a sus contrincantes, no pudieron transformar su buen hacer en goles en los tramos en los que más gobernaron. Esto sucedió, en gran medida, por una parada de Bono a un penalti que botó Mikel Oyarzabal.
Poco antes de la primera mitad, Mateu Lahoz señaló pena máxima por una mano tan involuntaria como clara de Diego Carlos tras un control de pecho de Sorloth. El '10' se encargó de un lanzamiento descafeinado, a la izquierda pero no muy colocado, y el cancebrero le negó la mayor con la pierna zurda.
Su solvente trabajo no se redujo a esta acción. Entre centro más o menos peligroso dependiendo de quién lo servía que atrapaba, contuvo a los 'txuri-urdines' cuando más estaban logrando ponerle en apuros. Palmeó con las dos manos un disparo a la media vuelta de Isak o reaccionó a un chut con efecto de falta con el que le retó Januzaj, por ejemplo.
Aunque la labor de Bono fuera quedando atrás con el correr del cronómetro, fue fundamental para que, en la segunda mitad, el Sevilla aspirara incluso a la victoria. En el primer acto, el equipo no terminaba de carburar en ataque, si bien, en defensa, menos por el penalti y los tiros concedidos, Diego Carlos y Koundé cuajaron muchas intercepciones que, de no suceder, habrían abierto las puertas a que la Real sitiara la portería hispalense.
Después del descanso, Julen Lopetegui consiguió dar con la tecla para que los suyos, poco a poco, mejoraran hasta disponer de ocasiones de llevarse los tres puntos. El Papu Gómez entró más en juego, muy participativo, y la entrada de Rafa Mir garantizó la presencia de una referencia arriba que En-Nesyri no había conseguido encarnar antes.
El '12', de hecho, gozó de una oportunidad clara de marcar en una contra que coronó con disparo raso y potente ante Remiro. El guardameta lo desvió lo suficiente como para que no subiera al marcador no exento de un sonoro "uy" en las gradas. Contestó así a las buenas atajadas que había acogido la otra punta del campo.
La Real Sociedad, en estas postrimerías, continuó atacando cuando pudo, pero con menor fervor que en la primera mitad, cuando disfrutó de sus mejores momentos. Un Sorloth clave para molestar a la defensa y montar contragolpes, un Isak activo aunque una lesión le obligara a dejar el encuentro y un Portu omnipresente, las claves del esquema.
Incluso Januzaj, quien había entrado al terreno de juego poco antes del descanso por el problema físico de Isak, se erigió en una pieza importante. Derrochó calidad y desborde arriba, el aporte que Imanol Alguacil necesitaba para no echar de menos al sueco. Oyarzabal, más bien en un segundo plano, no brilló como suele brillar por la calidad que, innegablemente, atesora.
Cuando estos componentes mejor danzaron en el césped, se quedaron con las ganas de encontrar su premio porque se toparon de frente con Bono. Y, con la venida a menos del equipo en el segundo acto, se extinguieron las opciones de victoria. Desde otro punto de vista, el grupo evitó al menos que el Sevilla 'se robara' el 'show' sobre la bocina. Tocó repartir los puntos.