Pese a que a mitad de temporada nadie daba un duro por él, el Milan parece dispuesto a cerrar la boca a sus críticos y lograr lo que hace semanas parecía una milagrosa clasificación a Europa.
El cuadro lombardo sumó su séptimo compromiso liguero consecutivo sin conocer la derrota (cinco victorias y dos empates) tras derrotar por 3-1 a un Parma que le puso muy complicadas las cosas a un conjunto de San Siro con el que Zlatan Ibrahimovic celebraba su particular centenario.
Los pupilos de Roberto D'Aversa vendieron muy cara su derrota y demostraron las razones que le han llevado a navegar tranquilamente por la media tabla (el equipo marcha 12º con 40 puntos) de cara a este final de la Serie A.
De hecho, el Parma se marchó ganando al descanso merced a un solitario gol de Kurtic al filo del descanso que ponía en riesgo la buena racha en los últimos compromisos del cuadro local.
Sin embargo, el paso por los vestuarios le vino de maravilla a los hombres de Stefano Pioli, que le dieron la vuelta al encuentro en 22 minutos mágicos entre el 55' y el 77'.
Kessié puso el 1-1 al poco del inicio de la segunda parte y poco después (59') Romagnoli volteó el marcador con el 2-1. La sentencia llegó justo antes de entrar en los últimos diez minutos y fue obra de Çalhanoglu.
Con el triunfo, el Milan suma ya 53 puntos y se acomoda en una séptima plaza que le daría acceso a la próxima Europa League. Su más inmediato perseguidor, el Sassuolo, todavía debe jugar, aunque lo hará con la presión de ver ya a siete puntos a un conjunto lombardo que acaricia Europa.