Las competiciones europeas se hacían hueco en la semana más especial del fútbol romano. Otra edición del derbi llegaba a la Serie A, pero los compromisos de Europa League, para los locales, y Champions, para los 'giallorossi', aparcaron el ambiente festivo en la capital.
La Lazio encarriló su eliminatoria ante el Salzburgo con el 4-2 de la ida y, en voz bajita, ya planeaba un final de temporada trepidante. Pero los Immobile, Luis Alberto y compañía se ganaron la etiqueta de remontados. El 4-1 de los austriacos sumió a los laciales en una profunda depresión antes de tan señalado día.
Como si de un destino más cruel que caprichoso se tratase, no sólo tuvieron que lidiar con la eliminación inesperada, sino que a ello le añadieron la gesta de su eterno rival. Amigos, familiares y conocidos con los que se tuvieron que cruzar durante varios días y aguantar el chaparrón de la mejor forma posible.
Y es que la Roma desafió al mundo con su remontada ante el Barça. Los remontadores, en este caso. Todos lo daban por pérdido, la afición miraba de reojo y con ganas al domingo, pero la fiesta se anticipó y llenó de euforia las calles de la capital italiana.
Ahora, y pese a las inmensas alegrías y tristezas que rebosan en cada orilla, el reloj se pone de nuevo a cero. El 'Derby della Capitale' no entiende de Champions ni Europa Leagues. El 'clásico' romano llega con los dos equipos empatados a 60 puntos luchando por acabar el año en el podio y asegurar la Champions, ya que el Inter, quinto, también cuenta con los mismos puntos.