El Elche-Espanyol fue el típico partido que, sobre el papel, parece poco atractivo para el espectador neutral, pero que al final acaba gustando más a este que a los aficionados de los clubes implicados, quienes lo tuvieron que pasar bastante mal en según qué fases por la tensión vivida.
El Elche dejó muy claro al Espanyol desde el primer minuto que iba a llevar la iniciativa en el juego, y eso no preocupó en exceso a los 'pericos', que aceptaron gustosos un rol secundario, esperando agazapados para contragolpear a su rival.
El dominio del cuadro ilicitano era claro, pero le faltaba generar ocasiones claras de gol, más allá del gol anulado a Fidel a los diez minutos de partido.
Presionaba muy arriba el Elche, y de ese modo llegó el 1-0, cuando Lucas Boyé robó un balón a David López, a quien nadie advirtió de lo que se le venía encima por la espalda, y encaró a Diego López para batirle con una buena definición.
El gol hizo reaccionar a un Espanyol que hasta ese momento (minuto 23 de partido) había estado a la expectativa. En la recta final del primer tiempo el conjunto visitante mejoró sus prestaciones, y el Elche empezó a tener que emplearse a fondo en defensa.
Logró retener la ventaja, mínima, el conjunto ilicitano, pero la segunda parte empezó siendo desastrosa para los de Fran Escribá. Porque el Espanyol, en dos chispazos en cuestión de un minuto, remontó el partido.
Lo empató en el 51' con un gran remate desde la frontal de Manu Morlanes, y lo remontó con un gol de Raúl de Tomás a centro de Pedrosa desde la izquierda, en el 52'.
El Elche quedó noqueado, y por momentos parecía que el Espanyol podía aumentar su ventaja. De hecho, buscaban los de Vicente Moreno sin sonrojarse el tercer tanto de su cuenta particular, casi siempre con disparos de media distancia.
Pero no llegó, y sí lo hizo la reacción del Elche, alimentada con los cambios, que llevó al Espanyol a defender cada vez más cerca del área, y finalmente a conceder, en una acción cargada de mala fortuna para los visitantes, el empate a dos.
Porque fue una jugada de auténtica mala suerte. Se había lanzado Cabrera a despejar en plancha un centro al área, con tan mala suerte que pegó en Yangel Herrera, y el rebote se convirtió en una asistencia perfecta para que Darío Benedetto fusilara a Diego López.
Un Diego López que ya había tenido que firmar un par de intervenciones de gran mérito antes, y que tras el gol (en el 84'), hizo otras tantas para salvar un punto que ha acabado sabiendo a poco a ambos.
Lo peor para el Espanyol, sin duda, la lesión de Óscar Gil, quien abandonó el terreno de juego en camilla, tras 'despejar' a Mojica al ir a por un balón dividido.