Jugar en el Nápoles es algo especial. Algo tiene ese equipo desde que, a mediados de la década de los años 80, Diego Maradona decidió convertirlo en un grande más del fútbol europeo. Y es que a todos los que pasan por allí los termina cambiando para siempre.
Caso aparte son los canteranos, que beben desde pequeñitos la filosofía del club y que, por eso, son tan rehacios a dejarlo pese a contar con grandes ofertas de otros clubes europeos.
Es el caso de Lorenzo Insigne, que narró en 'The Player's Tribune' una preciosa historia de cuando sólo era un niño de 8 años. "Antes de que empiece con esta historia, tengo que pedirle perdón a Dios. Y cuando digo Dios, quiero decir D10S: Diego Maradona. También quiero pedirle perdón a mi padre. Cuando tenía 8 años, cometí un pecado", comenzó el menudo delantero en el peculiar espacio reservado a los jugadores.
"Jugaba en una escuela de fútbol y necesitaba unas botas de fútbol. Día tras día le pedí por favor a mi padre que me comprara un par, pero había dos problemas. Primero, mi familia venía de un pueblo muy humilde, Frattamaggiore, y era muy difícil. En ese momento, no había nada. Ni empleo ni dinero", continuó Insigne.
"El segundo problema era que yo quería unas botas específicas. Quería las Nike R9. Las botas del genio Ronaldo Nazario. ¿Se acuerdan? Plateadas, amarillas y azules. Eran icónicas. Ronaldo había jugado el Mundial del 98 con esas botas y yo sólo hablaba de eso en mi casa".
"Mi padre, muy fanático del Nápoles, quería comprarme unas botas completamente negras como las que usaba Maradona. Pero yo le dije: 'No, tu no entiendes de esto. Ronaldo es el mejor'. Entonces, fuimos a cuatro o cinco tiendas. Recuerdo que ya estaba anocheciendo y pensé que no lo conseguiríamos. Finalmente, cuando todos los locales estaban cerrando, en el último en el que entramos tenían las R9 y las tenían en mi talla", prosiguió Insigne.
"Aquel recuerdo me acompañaría toda mi vida: mi padre entregando el dinero para comprarme aquellas botas. Solía limpiar aquellas botas todos los días. Jugábamos en canchas que no eran perfectas. Había mucha suciedad y piedras. Así que llegaba a casa y lavaba las botas con un trapo".
El delantero del Nápoles, sin embargo, explicó que todo cambió según se fue haciendo mayor. "Cada vez que salgo a jugar en San Paolo, se me pone la piel de gallina. Porque pienso en lo que eso significa para mi familia. No sé qué es lo que hizo para juntar el dinero para mis botas, pero sé que fue muy complicado. Aquel sacrificio inició todo mi sueño. Y ahora, cuando salto al campo, pienso: 'Aquí es donde jugó el mejor jugador del planeta. Aquí jugó Diego Maradona".
"Con todo respeto hacia Ronaldo, ahora que soy adulto y conozco mi historia, tengo que arrepentirme y decir que Maradona es el más grande de la historia. Señor Ronaldo, tuvo usted unas hermosas botas. Fue usted un genio. Fue mi inspiración. Pero soy napolitano, así que debo decir que rey hay uno y su nombre es Diego", concluyó Insigne.