Entre 1997 y 2002, Rivaldo fue el cabeza de cartel de un Barça que tan pronto estaba arriba como abajo. Entre tantos dientes de sierra, el brasileño siempre fue la luz. El líder, el jugador total. Sus piernas curvadas hicieron historia en el Camp Nou, que jamás olvidará su icónica chilena ante el Valencia.
Su fina zurda aterrizó en Barcelona desde La Coruña, donde vivió una temporada sensacional -22 goles le avalaron-. El Barça le echó el guante, ávido de un emblema al que agarrarse. Negoció unas condiciones que fueron aceptadas por el jugador, pero cuál fue su sorpresa que, a la hora de la firma, esas condiciones eran distintas.
Así lo recordó en las páginas de 'Sport' Josep María Minguella. Según su información, la operación estuvo a un paso de caerse porque el salario prometido por el Barça fue reducido a última hora. "Rivaldo no entendía nada. Para evitar que todo se rompiese, le dije que no se preocupara, que si triunfaba en el Barça no tardaría en mejorarle el contrato", cuenta Minguella.
Gaspart terminó pasando por el aro años después, incluyendo una cláusula que permitía que si llegaba una oferta de 8.000 millones (48 millones de euros) de uno de los 15 equipos de una lista, el Barça no tenía más remedio que traspasarlo. Apareció la Lazio, que estaba en ese listado, y depositó la oferta de 8.000 'kilos'.
Sin embargo, semanas antes Rivaldo había asombrado al Camp Nou con la chilena al Valencia y Gaspart, que no pasaba por su mejor momento deportivo, no se atrevió a traspasarlo. Rivaldo continuó en 'Can Barça' y, cosas del destino, una campaña después rescindió su contrato y se marchó gratis al Milan.