Solo hubo un equipo sobre el césped de La Pedrera, y ese fue River Plate. Llegaba con la necesidad de revertir una mala dinámica de cuatro derrotas y un empata que había provocado las primeras dudas sobre la figura de Marcelo Gallardo.
La empresa no se antojaba fácil, puesto que enfrente se encontraba un Barracas Central que estaba cuajando buenas actuaciones en Liga durante las últimas fechas. Todo dio igual. El 'Millonario' sacó a relucir el peso de su escudo.
Lo hizo además desde el inicio, dejando bien claro que no pensaba dejar escapar la ocasión de estar en octavos de final de la Copa Argentina. Palavecino, que terminó siendo el gran protagonista, lo intentó en el minuto cuatro, con un disparo centrado que atrapó Gagliardo.
La superioridad no tardó en transformarse en goles, puesto que en el 21' Casco enganchó una volea con el exterior al más puro estilo Luka Modric para enviar el balón a la escuadra rival y establecer el 0-1.
El 'Camionero' apenas pasaba del centro del campo, y debía confiar en las pocas ocasiones que tenía para igualar, como la que disfrutó Bandiera con un testarazo que rozó el poste del arco de River. Posiblemente, la más clara del partido para los barraqueños.
Si el primer acto fue de claro color franjirrojo, hoy de negro, el paso por vestuarios terminó por sentenciar el duelo. La presión 'millonaria' era asfixiante, dejando a Barracas con muy poco margen para sacar el cuero desde atrás.
Para seguir con la tendencia que había marcado Casco, Aliendro pisó el balón dentro del área rival con una clase magistral y realizó posteriormente un delicioso tacón que dejó solo a Palavecino. El centrocapmista, con sangre fría, anotó el 0-2 por debajo de las piernas de Gagliardo.
Esto fue en el 66'. Tan solo tres minutos más tarde apareció un rayo de esperanza entre la hinchada local, fruto de la expulsión de Héctor Martínez, que recibió la segunda cartulina amarilla por una entrada muy a destiempo.
Dio igual. Los pupilos del 'Muñeco' tenían claro su plan y no desistieron ni un momento a la hora de cumplirlo. Al contrario. El propio Palavecino puso la guinda al pastel cinco minutos después con otro golazo, para variar.
Controló desde 30 metros y, ni corto ni perezoso, se sacó un zambombazo que volvió a quitar las telarañas de la meta de Gagliardo, el cual rezaba para que llegase el final del partido cuanto antes.
El último cuarto de hora no tuvo ninguna historia. Barracas asumió su destino con deportividad y sacó la bandera blanca. River Plate se verá las caras en la siguiente fase con Defensa y Justicia.