El fútbol es un deporte lleno de emociones. No hay quien no sufra por su equipo, por esa sensación de meterse en una final continental. River estuvo tan cerca de pasar y al final naufragó en la orilla.
El 'Millonario' no tiene nada que reprocharse porque lo hizo todo bien. Tenía la difícil misión de remontar un 0-3 adverso y le faltó nada para conseguirlo. Entre el árbitro y el VAR privaron al equipo de Gallardo del sueño.
Con el dolor todavía de lo que había pasado en la ida, el 'Muñeco' ya avisó de que su equipo no estaba muerto. Y dicho y hecho. El club de Núñez demostró que estaba muy vivo y le metió un buen susto a su oponente.
Buena parte de culpa es del entrenador. Gallardo, siempre fiel a una idea, a un estilo de juego, hizo que sus jugadores mostraran su mejor versión y eso casi sirvió para pasar a la historia de la Copa Libertadores y del mundo del fútbol. Pero al final llegó el peor de los desenlaces con una eliminación más que triste porque lo tuvieron muy cerca.
Gol psicológico y miedo
El sueño empezó a gestarse desde bien prontito. River empezó a carburar desde el pitido inicial y Palmeiras se limitó a darle el balón a su rival. El dominio era total del 'Millonario' y tras varias intentonas de Borré o Paulo Díaz, entre otros, llegó el gol de de Robert Rojas.
A los visitantes solo les estaba faltando más precisión en el último pase y tuvo que ser el paraguayo el que abriera el marcador. Salto imponente en un saque de esquina botado por De La Cruz y balón al fondo de la red. Ahí comenzó la machada, ahí llegó el aviso al 'Verdao'.
Los de Abel Ferreira, tras ese tanto, decidieron dar otro paso para atrás y clavaron su propia tumba. Justo después de la lesión de Gustavo Gómez, su jefe en la defensa, River firmó el segundo de la noche y se quedó a uno de igualar la serie. De La Cruz sacó a relucir su guante, Suárez no llegó a acertar y Borré empujó la pelota dentro.
Y justo llegó el descanso en el peor momento. Palmeiras estaba 'K.O.' y los de Gallardo anhelaban la segunda mitad. En el siguiente acto, el guion de esta locura de película nos deleitó con mucha polémica y ocasiones desperdiciadas por el club de Núñez.
El VAR toma el protagonismo; Palmeiras sobrevive al infierno
Nada más arrancar los segundos 45 minutos, River contó con una ocasión buenísima que no entró de puro milagro. Fue el preludio de lo que sería el precioso gol de Montiel, el que a la postre sirvió para igualar la eliminatoria, aunque el árbitro entró de oficio por un aviso del VAR. La tecnología le quitó el tanto al 'Millonario' por un fuera de juego de Borré en la acción previa.
Gallardo se volvió loco y tuvo un enfrentamiento con sus adversarios y el colegiado. A pesar de estar muy cabreado por lo que había pasado, el cuadro visitante siguió con su plan: presión alta para ahogar al rival. Después de perderse mucho tiempo, el equipo de Gallardo se quedó con uno menos por la doble amarilla de Rojas, que pasó de héroe a villano.
Si ya de por sí tenía que ir a por la épica, esa expulsión le complicó todo más a River. Era el más difícil todavía y se quedó a las puertas. Al poco de quedarse en inferioridad, Matías Suárez cayó dentro del área y el árbitro indicó el punto fatídico. Había ciertas dudas y al final el VAR terminó por anular esa acción porque consideró que el jugador se tiró.
No había forma de meter ese gol y el tiempo corría en contra de los intereses del club de Núñez. El 'Muñeco' hizo una serie de cambios y terminó embotellando a Palmeiras, que hizo lo que pudo para sobrevivir a la oda de su rival, que acarició el 0-3 en una doble ocasión que sacaron Weverton y posteriormente un defensor.
Y este partido no podía acabar de otra forma, con un posible penalti a Borré. El VAR decretó que no había nada porque de por sí era fuera de juego de Girotti. Vuelta a empezar de nuevo, pero ya era la hora de decir adiós a la Libertadores.
El 'Verdao' respiró con el pitido final y acabó celebrando el pase a la gran final. Los de Gallardo le devoraron el alma, pero no le dieron para poder pelear por la gloria eterna. Heroico River, superviviente Palmeiras.