Ya desde su etapa en Boca Juniors parecía haber dos cosas claras sobre Rodrigo Palacio. La primera, que podría ser un delantero de primer nivel. La segunda, que iba a sufrir de esa terrible enfermedad varonil que es la alopecia.
Creanme, que sé de lo que hablo. Pero eso no le privó de tener una de las señas de identidad más reconocibles en el mundo del fútbol: su mítica trenza que aún perdura.
Por suerte, no es lo único. También seguimos disfrutando de sus dianas. Si bien en menor medida que antes, no ha faltado a su cita con el gol en las 17 temporadas que lleva como profesional.
Con 37 años sigue marcando, ahora en el Bologna, pero antes lo hizo en Banfield, Boca, Genoa e Inter. La del 'Xeneize' fue su mejor etapa; la de los 'nerazzurri', el principio del declive.
Y es que cuando aún vestía el azul y oro Palacio llegó a la Selección Argentina y se llevó los elogios de Leo Messi. Luego, dio el salto a Europa y tras arrancar en el Genoa llegó la oportunidad del Inter.
En tres cursos su rendimiento se vino abajo al mismo tiempo que su cabeza iba reflejando con más facilidad el brillo de los focos. Pero él ha aguantado, al igual que la trencita que siempre le ha acompañado.
En el Bologna sigue disfrutando del noble y bello arte de marcar goles, al mismo tiempo que el público tiene el placer de celebrarlos.