Mucho ha llovido ya desde el 10 de abril de 2018. Casi diez meses en los que el Barcelona siempre había logrado perforar la meta rival en todos sus partidos.
Aquella noche de abril fue la terrible derrota en Roma por 3-0 que supuso la eliminación en los cuartos de final de la Champions League.
Ahora, en la noche del 23 de enero de 2019, el conjunto azulgrana volvió a experimentar la sensación de acabar un encuentro sin lograr ver portería.
Curiosamente ha sido de nuevo en los cuartos de final de una competición, aunque esta vez se ha tratado de la Copa del Rey y el rival ha sido el Sevilla.
El 2-0 encajado en el feudo del conjunto andaluz obliga a los pupilos de Ernesto Valverde a una gran remontada en el Camp Nou, pero además supone el fin a una tremenda racha iniciada tras el fiasco en Roma.
Y es que hasta su cero en el Sánchez-Pizjuán, el Barcelona acumulaba un total de 39 encuentros consecutivos anotando, mínimo, un gol a su rival.
De hecho, el club de la Ciudad Condal estaba muy cerca de lograr el récord histórico de la entidad en este apartadado, fijado en 44 duelos y que data de 1944.
Pero tras su negra noche en Sevilla, el Barça deberá empezar de nuevo para intentar batir un registro que parece de nuevo, a día de hoy, inalcanzable.