Sumar tres puntos andando, sin sudar y sin sufrir ni un solo instante. Si esto es algo que firmaría cualquier futbolista en cualquier jornada liguera, imagina en el debut en una Eurocopa. Eso es lo que vivió la plantilla de una Bélgica que se estrenó con un cómodo triunfo por 3-0 ante una decepcionante Selección Rusa, que dejó mucho que desear a sus aficionados en San Petersburgo.
Los pupilos de Roberto Martínez finiquitaron su duelo en tan solo media hora. Y es que en el minuto 34 los 'Diablos Rojos' ya mandaban por 2-0 gracias a los tantos de Lukaku y Meunier, que dejaron en evidencia el pésimo nivel de una defensa rusa que hizo aguas en todas las acciones en las que fue exigida.
El encuentro comenzó con Bélgica dominando el esférico, aunque algo falta de ideas ante la ausencia de sus dos futbolistas más creativos. Eden Hazard, del Real Madrid, estaba en el banquillo, mientras que Kevin de Bruyne veía desde fuera el choque mientras se recuperaba de su problema en el rostro.
Un partido de media hora
Eso sí, el combinado semifinalista en el Mundial de 2018 golpeó a las primeras de cambio gracia a Romelu Lukaku, que aprovechó un error inadmisible en un despeje de Dzhikiya para, con un disparo raso con la zurda, batir a un Shunin que poco después sería (para mal) protagonista del encuentro.
Oliendo sangre y ante la gran posibilidad de sentenciar el encuentro, Bélgica apretó y sometió a una Rusia que era incapaz de elaborar e incluso de pasar del centro del campo. Solo Kuzyaev acaparó los focos en el ataque ruso y fue por un tremendo choque con Castagne que obligó a ambos a retirarse del encuentro.
Poco después de esto, tras un centro desde la banda izquierda del ataque belga, Shunin realizó un despeje de risa y mandó el esférico a los pies de un Meunier que no perdonó y mandó al fondo de la red con la zurda el balón para poner un 2-0 que, con una hora de partido por delante (minuto 34), marcó el final del partido a nivel de competitividad.
Paseo hacia el triunfo en San Petersburgo
Y es que Rusia no reaccionó. Ni en el tramo final de la primera parte ni tampoco en la segunda mitad. Durante los primeros minutos de la reanudación, casi por vergüenza torera, el conjunto ruso trató de dar un paso al frente, pero en ningún momento logró poner en aprietos a una Bélgica que puso el piloto automático.
Andando y sin forzar absolutamente nada, Bélgica se dedicó a gestionar y ver cómo iban pasando los minutos en el marcador. Thibaut Courtois era un mero espectador mientras sus compañeros despejaban los tímidos intentos rivales y se dedicaban a tocar y tocar ante la inoperancia y la pasividad de una Rusia que se transformó en la coprotagonista de la célebre 'Paseando a Miss Daisy', con la Selección Belga paseándola por el césped del Estadio Krestovski.
Estaba el partido a un ritmo que Roberto Martínez introdujo a falta de 20 minutos para el final a Eden Hazard. El astro del Real Madrid, que todavía no está al 100%, sumó unos buenos minutos para ir cogiendo la forma de cara a una fase decisiva del torneo en el que su país quizá necesite de su mejor versión.
En el tramo final, incluso sin querer cebarse demasiado con su rival, Bélgica encontró una nueva recompensa en forma de gol con el 3-0, obra nuevamente de un Romelu Lukaku que presentó sus credenciales para ser el máximo artillero de la Eurocopa. Con ese marcador, los pupilos de Roberto Martínez pusieron sus tres primeras unidades en el casillero y otean ya en el horizonte unos octavos de final que tienen a solo un paso. Mientras tanto, Rusia se marchó con la sensación de que, de no mejorar mucho, puede opositar con firmeza a ser el peor combinado del torneo.