No hay palabras para describir lo que ha hecho Mohamed Salah en el cuarto gol del Liverpool en la cancha del Watford. El egipcio hizo lo que quiso con los defensores locales, y puso la guinda a su partidazo con un gol de los de levantarse de aplaudir aunque lo encaje tu equipo.
El Watford estaba aguantando el chaparrón. Perdía 0-2 y no daba la impresión de poder arreglar la papeleta el equipo de Ranieri. Y en dos chispazos, dos goles más encajaron los 'hornets'.
Fue una demolición descontrolada. Firmino se aprovechó del error forzado de Kucka para hacer el tercero, y con el Watford en shock, Mohamed Salah hizo el cuarto. Y qué gol fue.
Estaba en la frontal, encimado por tres rivales, y con una genialidad se zafó de los tres a la vez. Pero ahí no terminó su exhibición. Se metió hasta la cocina y con un amague, dejó por los suelos a Troost-Ekong y definió con un zurdazo perfecto, a colocar, al palo largo.
Un gol, un auténtico golazo que evidencia, una vez más, el soberbio estado de forma en el que se encuentra el delantero egipcio. Sencillamente impresionante.