Inglaterra derrotó a Dinamarca con bastante polémica para alcanzar la final de la Eurocopa en Wembley. Los de Southgate necesitaron de una prórroga para acabar con la resistencia del rocos combinado nórdico.
En el tiempo extra, un polémico penalti dio la oportunidad a Inglaterra de alcanzar la soñada final ante su afición. Harry Kane fue el encargado de lanzarlo y, a la segunda, superó al portero danés.
Kasper Schmeichel, sin embargo, tuvo que luchar contra un puntero láser de la afición inglesa que tragó de dificultarle la visión en el momento del lanzamiento. Pese a todo, detuvo la pena máxima y Kane solo fue capaz de batirle a la segunda.
Un feo gesto más para añadir al cabreo de Dinamarca, quien se sintió gravemente perjudicada por el tibio penalti señalado, que indignó a gran parte de la familia del fútbol.