A contracorriente de la mayoría de clubes, el Chelsea ha ido dibujando un escenario para soñar en la temporada 20-21. El talonario de Roman Abramovich se ha mostrado ajeno a la gran crisis económica provocada por la pandemia del COVID-19. 220 millones después, y aún sin haber cerrado el grifo, el curso próximo invita a los 'blues' a ser ambiciosos.
¿Lo suficiente como para volver a pelear por la gran corona en Inglaterra? El tiempo dirá si se puede repetir el hito que se vivió por última vez en la temporada 16-17, con Antonio Conte sentado en el banquillo. Ciertamente, los fichajes garantizan una subida del listón.
Y también de la exigencia. Cabe pedirle más a este nuevo equipo de Frank Lampard, que el curso 19-20 ya dio un paso adelante volviendo a conseguir la clasificación para la Champions y luchando por dos títulos: las finales de la Community Shield y la FA Cup.
La mejora se concentra especialmente en ataque. Con Werner y Havertz sube la capacidad para marcar; Ziyech es un socio genial (una vertiente que también maneja a la perfección el ex del Bayer Leverkusen). Con Thiago Silva y Chilwell se fortifica también el punto más flaco del equipo: la defensa.
A ello hay que unir la base de los que ya estaban, como Azpilicueta, Kanté (aunque el galo podría salir), Jorginho o Giroud, más la gran apuesta por Pulisic del año anterior y ver cómo han ido creciendo y madurando los Mount, Hudson-Odoi o Abraham.
A la espera incluso de que se pueda unir al grupo el meta Edouard Mendy, tocará hablar en el campo, pero sin duda la gran labor de despachos alienta a los seguidores del Chelsea para poder sentirse de nuevo en la élite del fútbol.