Las cafeterías de El Cairo se llenaban con el habitual humo cubriendo las pantallas de televisión esperando celebrar lo que era un trofeo que ya veían en su palmarés, después de haber ganado 3-1 al club tunecino en el partido de ida, en Alejandría (Egipto).
Sin embargo, las tres veces que el balón tocó la red de la portería del Al-Ahly acabó con su esperanza, que fue diluida en los últimos minutos del partido con el último gol del Esperance, aunque algunos mantuvieron la esperanza hasta el sonido final del silbato.
El egipcio Mitha Hosni, 30 años, clama como este ha sido "el peor partido del Al-Ahly de la última época" ya que, como dice a 'EFE', "no hemos visto al portero del equipo rival".
Para él, el objetivo del equipo, que no contaba con sus principales estrellas en la alineación, era mantener el resultado que le daba una ventaja para poder alzarse con el trofeo, pero eso mismo les hizo perder, comentó.
Y ahí no quedan las quejas de Hosni, que achacó también a la presión de la afición tunecina, anfitriona de la final, que provocó "miedo" a los jugadores egipcios.
Hace referencia también a los momentos previos al partido, en el que un grupo de ultras tunecinos apedreó el autobús del equipo egipcio, pese a las fuertes medidas de seguridad que habían sido desplegadas por el temor a la reacción de las dos aficiones, caracterizadas por su agresividad.
La victoria (3-0) ha supuesto el quinto título continental para el Esperance y la segunda decepción consecutiva para el Al Ahly, el equipo más laureado de África, que ya perdió la final de 2017, entonces ante el WAC Casablanca.
Por ese sentimiento de decepción vuelve a pasar el egipcio Fuad Uaqdi, de 25 años, quien fue uno de los que no pudo aguantar hasta el final del juego.