El imperio del Cholo Simeone, más puesto en duda que nunca, se levantó para darle la vuelta a un partido que parecía perdido contra el Valencia en la jornada 22 del campeonato nacional liguero. Los soldados 'colchoneros', tras caer en la Copa y en la Supercopa, comenzaron con muchos errores un envite que acabaron venciendo pasando de un 0-2 adverso a un 3-2 favorable.
A los 'ches' se les escapó el triunfo por dormirse. En un principio, la victoria parecía difícil de discutir y se sustentó en su mejor primera mitad y en varios desajustes defensivos impropios de los rojiblancos. Desde los compases iniciales, la sensación era de que los de José Bordalás estaban mucho más acertados. El grupo aplicó una presión alta que multiplicó los fallos en el elenco rival, que no estaba especialmente inspirado en ninguna faceta del juego.
Los representantes de Mestalla tampoco estaban colmando el área de Oblak de internadas, pero se mostraron más resuelto a la hora de desahuciar de balones los dominios de Jaume Doménech, que estuvo correcto, y de acelerar su ritmo cuando debían hacerlo para aprovechar las grietas que se abrían en la zaga local cuando el equipo se veía obligado a estirarse para sacar la pelota de atrás sin verse encerrado.
Por esto mismo, el primer gol del Valencia nació de una contra, la especialidad del Atlético. Después de un mal pase de Luis Suárez a Carrasco, los 'ches' hicieron transitar la bola rápido de una punta del campo a la otra ayudándose de un error de Mario Hermoso. El '22' perdió un duelo individual con Gonçalo Guedes cuando este esprintaba en la medular para pescar el cuero que sus compañeros de atrás le habían enviado.
El '7' se asoció con Yunus Musah, que, desde la frontal, engañó a Oblak ajustando de un zapatazo el balón al palo que justamente estaba cubriendo para pillarle a contrapié. El error de Hermoso encontró continuidad en un resto de primer acto borroso para los 'colchoneros', que volvieron a equivocarse y facilitaron el 2-0. La firma, de Hugo Duro.
Al borde del desanso, la línea defensiva no se vio capaz de sacar el cuero de atrás y Toni Lato lo recuperó para jugar con Carlos Soler, que, sobrado de inteligencia, abrió las piernas para que el esférico le llegara mejor al '19'. Este atemperó el balón y definió rápido ante Oblak, que no pudo hacer nada para detener el disparo.
Este compendio a tenor de la superioridad del Valencia y las desconexiones del Atlético habitó tan solo la primera mitad. En la segunda, con permiso de un evidente paso atrás de los de José Bordalás, que no tuvieron problema alguno en no volver a poner a prueba en lo que quedaba de partido a Oblak, los rojiblancos esbozaron un soliloquio triunfante.
La espera se hizo eterna, pero también justa. Los del Cholo encadenaron una tras otra llegada al área de Jaume Doménech, que no daba abasto entre centros, disparos lejanos, cercanos y saques de esquina. Las entradas de Correa y Cunha, claves desde un banquillo en el que Simeone sentó a Joao Félix cuando el luminoso aún mostraba un 0-2.
El '10' y el '19' comandaron la gran ofensiva rojiblanca por la machada, que, en un principio, parecía abocada al fracaso. Los 'ches' se encerraban y los locales se estrellaban una y otra vez contra su muro defensivo, muy tirado hacia atrás, lo que regaló espacios a los madrileños para jugar a espaldas de la zaga o con balones colgados desde las bandas.
Cunha sembró la simiente del triunfo en el 64', cuando aprovechó que nadie consiguió despejar un córner para redirigirlo a bocajarro después de que Foulquier no estuviera acertado a la hora de despejar. Hubo que esperar casi media hora, pero, en el 91', Ángel Correa empató remachando un despeje de pecho de Jaume Doménech a un centro que Luis Suárez amagó con rematar.
Tan solo faltaba el toque final, el definitivo, y estaba escrito que lo tenía que obrar Mario Hermoso. Protagonista en el 0-2 por el error que supuso la posesión de Gonçalo Guedes, se personó en el segundo palo de Doménech para recibir un 'pase de la muerte' de Cunha y enviarlo al fondo de la red de primeras.
El gol desató el delirio en el Wanda Metropolitano y en su banquillo. La hinchada y el Cholo Simeone se sintieron de nuevo conectados en otro de esos días en los que los fieles 'colchoneros' recuerdan por qué son de este equipo. Por casta, por sufrimiento, porque nunca dejan de creer... ser del Atleti es hermoso.