Una buena dosis de seriedad y unas gotas de trabajo defensivo fueron suficientes para cocinar un triunfo histórico del Barcelona en Old Trafford. Nunca habían ganado allí y nunca les resultó tan sencillo hacerlo, pues el Manchester United demostró estar a años luz del equipo que se jugó las Champions año a año con los azulgranas hace una década.
Y eso que el escenario, Old Trafford, asustaba por nombre, historia y ambiente. Ya no son los estadios ingleses esos campos que presionan y convierten el choque en una olla a presión desde varias horas antes del comienzo del choque. Como ha ido sucediendo en el resto del continente, el aficionado inglés se ha acomodado, aunque no por eso tomar el 'Teatro de los Sueños' se convirtió en una empresa sencilla.
Carente de juego, el United lo apostó todo a los balones a la olla y a la presión de la grada. Y ahí Piqué demostró estar en un punto óptimo de cocción. El defensa ejemplarizó el buen momento defensivo que viven los azulgranas, algo por lo que deben dar gracias a Valverde.
Piqué no estuvo en Villarreal y el equipo hizo aguas, pero esta vez no se iba a repetir. Los 'culés' amasaron la posesión de manera casi ruborizante en el inicio, aunque olvidaron que tenían que hacer gol. Rashford ponía la sangre caliente y el Barça, más frío que nunca, se dedicaba a contemporizar y a no sufrir con el balón.
El gol fue la anécdota
El único tanto del partido llegó casi de la nada. El Barça no dominaba y tampoco tenía ocasiones. Pero sí había una diferencia abismal de calidad con los 'red devils', más cerca esta vez del cielo que de las llamas del infierno. Busquets encontró a Messi y el argentino buscó a Suárez en el segundo palo, cuyo cabezazo hacia Coutinho lo desvió a la red Shaw sin querer.
El Barcelona ya tenía los ingredientes para el triunfo y ahora sólo faltaba cocinarlo a fuego lento. Mientras Rashford se pegaba una y otra vez con el imperial Piqué, Coutinho se quedaba a punto de ponerle más picante al guiso con un remate que sacó De Gea. Y Smalling ejemplificaba la inferioridad con un doble golpe a Messi que hizo acabar al argentino por los suelos.
Tras el descanso, el United creció más por obligación que por argumentos. Los 'red devils' no pondrían a prueba a Ter Stegen ni una sola vez en todo el partido, pero tampoco el Barça exigiría más al meta del United a excepción de un remate de Jordi Alba que el ex del Atlético sacó con el cuerpo mediada la segunda parte.
Con los azulgranas dejando pasar los minutos y los de Solskjaer cada vez más impotentes, el Barça entró en su nueva fase favorita de los choques. Los de Valverde aprovecharon el bajón físico del Manchester United y monopolizaron el balón en los últimos diez minutos, aunque de nuevo se olvidaron de atacar para dejar aún más sentenciada la eliminatoria.
El 0-1 les sirve para conquistar un templo sagrado, olvidar la catástrofe de Roma y volver a soñar con unas semifinales que no pisan desde 2015. Antes deberán pasar el trámite peligroso de la vuelta ante los 'red devils' en el Camp Nou, donde los azulgranas están avisados de lo que pasó en el Parque de los Príncipes con un PSG que también se había pegado un buen banquete en el 'Teatro de los Sueños' en la ida.