Simeone dijo que no preparó el partido bien, y no parece que fuera una frase vacía para desviar el foco de atención del mal partido de su equipo y cargar él con la culpa. Es que hubo cosas inexplicables en ese Atleti de San Mamés.
Las circunstancias no han ayudado al Atlético en este 2021. Desde el brote de coronavirus que sufrió su plantilla está viviendo una lenta decadencia, una agonía que le ha hecho dilapidar una renta de puntos enorme hasta poder incluso perder el liderato en cuanto el Barça se ponga al día.
Hubo partidos en los que al Atleti no le dio el físico, otros en los que no le salió nada a derechas y otros, como este de San Mamés, en los que las cosas no funcionaron porque Simeone no tuvo el día.
No estuvo inspirado el argentino. Se topó con un Athletic que jugaba dos niveles por encima de su equipo y no encontró cómo contrarrestarlo. Encajó pronto y le tocó ir todo el encuentro a remolque.
Fue un milagro que la sangría no fuera a mayores, sobre todo con los cambios que se sacó de la manga a la hora de juego. Al campo Joao, Lemar y Suárez, tres futbolistas que reaparecían tras sus respectivas ausencias.
Tres jugadores de ataque que coincidieron en el campo con Correa, Carrasco y Llorente. "¡Qué Atleti más ofensivo!", exclamaron algunos. Otros al ver cómo quitaba a Saúl, Trippier y Herrera, se echaron las manos a la cabeza.
Simeone, con ese triple cambio, partió a su equipo. Lo corrigió seis minutos más tarde, dando entrada a Torreira en lugar de Correa. Pero ya fueron seis minutos perdidos, en los que el Atleti volvió a ser netamente inferior a su rival cuando parecía que le estaba dando la vuelta a la tortilla.
Meter a Hermoso por Lodi tampoco contribuyó a mejorar la cara al equipo, pero no le quedaba mucho más. Sin laterales, con defensa de tres, a seguir asediando por las bandas. Y el gol llegó, a balón parado, en un córner.
Y Simeone, en lugar de arengar a los suyos a ir a por el partido, pareció dar por bueno un empate que para nada era bueno. El desenlace, el temido por todos los 'colchoneros', un gol a saque de esquina que cayó como un jarro de agua fría.
Simeone volvió a hacer de escudo humano, y esta vez las críticas han sido feroces con él. No hay excusa, el partido se perdió porque Simeone no es que no fuera capaz de dar con la tecla, es que su influencia solo fue a peor. Por una vez, su genio no salvó al Atleti, más bien todo lo contrario.