El Milan demostró por qué lleva estrellas en el corazón y el Betis por qué tiene el corazón en las estrellas. El campeón italiano resurgió de sus miserias para rescatar un punto que se había puesto cuesta arriba. El equipo de Setién demostró que puede soñar con tocar el cielo. Porque tuvo contra las cuerdas a un histórico y porque sigue siendo el líder. Pero la fiesta aún no tiene fecha fijada.
El empate final fue un paréntesis en la clasificación verdiblanca y un asidero para los 'rossoneri', a pesar de que ahora se quedan terceros. El calendario repartirá entre los contendientes los dos partidos del Dudelange, por lo que se les presupone con gran ventaja para rematar el pase a la siguiente ronda.
Aun así, queda un punto de amargura para el Betis, que en la primera parte se cenó al Milan y en el tramo final se encontró con un Reina excelso que en apenas un minuto abortó el 2-1. De estar clasificados y tener el liderato en bandeja a unos puntos suspensivos que, no obstante, no deben dar miedo.
El Betis fue 'musho' y el Milan porca miseria hasta el descanso. Jugó como los grandes el equipo de Setién. Un poco contemplativo en el arranque pero con una picadura demoledora en su primer acercamiento.
Su primer tiro a puerta fue una jugada bordada con hilo de oro. Paciencia, toque, aceleración, visión periférica, desdoble, centro y remate del llegador. De los goles que remueven el corazón de Setién. El Betis sublimó su estilo para que Lo Celso pusiera el 1-0.
El equipo italiano llenó el Villamarín de aura y de historia, no siempre se puede jugar contra un multicampeón así. Pero su juego hace años que dejó de enamorar. Su único mérito en la primera mitad fue llegar perdiendo por solo un gol.
Suso agarró la bandera rojinegra
Pero es el Milan, claro, y un equipo transalpino. No se le puede dar nunca por muerto. El amago de reacción cerca del descanso tuvo continuidad en la reanudación. Un par de pasos adelante, un susto y una falta peligrosa le reengancharon.
Suso acarició la bola en un centro tan envenenado que ni Bakayoko lo remató ni Pau López lo despejó. La bola entró y cambió los biorritmos de la noche.
El 1-2 empezó a verse como más real que el 2-1. Hasta que Kessié y Musacchio chocaron involuntariamente. El central argentino quedó inconsciente en el suelo por unos segundos y el Milan acusó el golpe, también en lo anímico.
Junior y Tello, los dos carrileros, se colaron en el área por su banda en cuestión de apenas un minuto. Reina, muy inseguro toda la noche, sacó lo mejor de su repertorio para evitar un amago de tragedia, porque el Olympiacos había hecho sus deberes goleando al Dudelange.
Quedan dos jornadas. La lógica dice que el Betis podrá seguir soñando en la siguiente fase. Pero también decía al descanso que el Milan estaba con el pulgar bajado.