Partido de poder a poder en el Carlos Tartiere. Como si de una partida de ajedrez entre dos maestros se tratase, asturianos y catalanes movieron sus fichas sin ser capaces de hacer daño al contrario.
Fue un encuentro de altibajos. Porque el Girona lo comenzó tratando de imponer su ley, para luego ser sometido por el juego del Oviedo mediado el primer tiempo, el cual acabó con un tedioso alto el fuego luego de que los 'carbayones' levantaran el pie.
Las ocasiones del primer periodo corrieron por cuenta del Oviedo en su mayoría. No llegaba con mucho peligro, pero lo hacía de forma constante, presionando al Girona y contragolpeándole con el juego por las bandas.
Se aprovechó también el Oviedo de las dudas defensivas de su rival, sobre todo cuando sus defensas trataban de jugar con su portero, un Juan Carlos que recibió varias cesiones que no eran de amigo.
Sin embargo, ese ritmo no le iba a durar para siempre al Oviedo. Se tomó el equipo de Ziganda un respiro superada la media hora de juego, y el partido decayó.
El Girona evidenció que su espesez ofensiva seguía bien presente. Dejó de sufrir las acometidas del rival, por demérito de este, pero no contrarrestó la situación con ataques propios.
Con ese punto muerto se llegó al descanso, y esa fue la tónica que se siguió en la segunda parte, pues aunque el Oviedo trató de mantener su buen nivel del primer periodo, el físico y las fuerzas son las que son.
Los cambios ayudaron a refrescar los onces, pero también a romper el ritmo de juego. Los minutos de la segunda parte pasaban sin que nada relevante ocurriera sobre el Tartiere.
Las ocasiones empezaron a brillar por su ausencia, aunque el Girona empezó a mejorar sus prestaciones ofensivas, sobre todo tras la entrada de Stuani.
Pero fue un espejismo. El Girona empezó a valorar el punto como un buen premio, y también aflojó. Y entonces, cuando parecía que se había pactado el 0-0, el Oviedo se quedó con diez.
El VAR entró a revistar una entrada de Obeng que fue castigada solo con falta, porque dejó el pie, por inercia, a la altura de la rodilla de su rival. El colegiado fue al monito a ver la acción y no le quedó más remedio que mostrar la roja directa al delantero 'carbayón'.
Y eso, con un añadido de ocho minutos, debería haber sido una ocasión de oro para que el Girona se llevase el partido, pero no. Más vale pájaro en mano, debió pensar Míchel, todavía en la grada por su expulsión en La Rosaleda.
Solo inquietó al Oviedo en la última acción, un córner provocado por Samu con un buen tiro al que reaccionó bien Femenías, poco exigido, pero muy efectivo cada vez que le tocó intervenir.
Al final, empate sin goles que deja al Oviedo todavía invicto en casa, y que permite al Girona sumar su primer punto de la temporada a domicilio.