Tanto correr, tanto sufrir, tanto exponer... para acabar en el mismo sitio. O casi. Porque ambos sumaron un punto para continuar luchando, desde sus diferentes escaños, por la salvación. Sin embargo, las caras de derrota eran comunes en los jugadores de uno y otro bando tras el pitido final.
El Levante vio por dos veces eclipsada su victoria. El Huesca se marchó con la sensación de encallar frente a la orilla. Le faltó un poco más de ayuda del reloj, o le sobró la primera mitad.
El conjunto 'granota', de nuevo inhibido y sin ganar por séptima semana seguida, desperdició una gran opción para despegarse de la zona roja. No solo por la visita del colista, sino porque en los primeros 45 minutos expuso más ganas y fútbol.
Por eso se adelantó. Morales, astuto como él solo, desnudó la fragilidad de Diéguez. Cabalgó sobre la cornisa y le regaló el 1-0 a Roger. El Huesca, pese a su tridente ofensivo, no estaba. Lo mejor que hizo fue llegar vivo al descanso.
Se desató la locura
Seis minutos de alto voltaje tras la reanudación convirtieron el choque en un correcalles antes de tiempo. No daba tiempo a asumir los impactos. Juanpi, el tipo que cambió la cara de los suyos, colgó una falta que Enric Gallego mandó, con el corazón y con la cabeza, a las mallas.
Casi sin tiempo para el festejo, segundos después, Del Cerro Grande señaló un penalti que pareció falta fuera del área, pese a la confirmación del VAR y tras el enorme mosqueo con el videoarbitraje por la derrota en San Mamés. Lo pateó Morales para volver a soltar kilos de resuello en las gradas.
Juanpi, eso sí, volvió a montarse en la catapulta. Esta vez contó con el no despeje de Coke. El balón suelto lo punteó 'Chimy' Ávila para dar mayor justicia con ese 2-2. Como el resultado no llenaba a ninguno de los dos, el tramo final fue inesperado y taquicárdico.
Lo mereció más el Huesca, lo porfió a la contra el Levante. El larguero y Aitor salvaron a los suyos, ya que ni Enric Gallego ni Juanpi pudieron obrar otro milagro de remontada como el hecho ante el Celta no muchas horas antes.
El partido se acabó con el Levante temblando y el colista disparando a discreción pero sin puntería. No se movió el marcador, sí los corazones. Y lo que queda, pues el empate final hizo que ambos renovaran su contrato con la agonía del descanso.