Hay estrategias del fútbol tan antiguas como el deporte en sí. Perder el tiempo es una de ellas. El problema es que puede cargar al equipo de tarjetas amarillas y suponer el riesgo de alguna expulsión. El Vizela lo vivió en la segunda parte de su partido contra el Gil Vicente este martes, cuando Sava Petrov tuvo que marcharse antes de tiempo a las duchas después de dos acciones para que el cronómetro se acercara más a las postrimerías.
Los suyos iban ganando por la mínima cuando, en el minuto 56, perdió tiempo a la hora del saque de una falta que su compañero Samu estaba poniendo en movimiento. A pesar de la advertencia del colegiado, tardó tan solo 7' en repetir la dinámica lanzando un balón de fuera adentro del terreno de juego cuando uno de sus contrincantes estaba comenzando un ataque. Por motivos evidentes, esto le costó irse a las duchas.
El error de cálculo estuvo en que todavía quedaba un buen rato para el final, de modo que su equipo se quedó con uno menos para defender una ventaja mínima y con margen de maniobra de sobra para los anfitriones, que se lanzaron en búsqueda de la remontada aprovechando su superioridad numérica. Quizá, de haber ocurrido la doble amonestación un poco después, habría venido mejor a los planes de la expedición visitante.
Para colmo, el Vizela se encuentra en una situación complicada en el fondo de la clasificación de Portugal. Pelea por escapar de la zona de descenso estas semanas y, con pasadas de frenada como la de Petrov, puede complicársele mucho el asunto en citas que se le ponen de cara. Desde otro punto de vista, puede que sea justamente jugársela un poco lo que el grupo necesite para escapar de lo bajo de la tabla lusa.