Digamos que Keirrison tocó techo y suelo muy poco después. De su fichaje por el Barça a salir continuamente rebotado hasta que ayer debutara con el Londrina, un equipo parananese que juega en la segunda división brasileña. Jugó veinte minutos en el primer partido con el citado Londrina... ¡Pero no tocó ni un solo balón!
Keirrison, con fama de fiestero y poco trabajador, llegó a su actual equipo con una cláusula de productividad hace poco más de un mes tras extinguir su relación con el Coritiba, club en el que solo jugó cinco partidos e inlcuso fue apartado.
Así es la vida de Keirrison, que llegó al Barcelona para comerse el mundo y acabó estrellado en el ostracismo de la nada, en las categorías subterráneas del fútbol brasileño.