Tite, el entrenador de carrera llamado a devolver la ilusión a Brasil

El último campeón en la liga local con el Corinthians se reinventó siguiendo las directrices del italiano Carlo Ancelotti, y después de rechazar la oferta de dirigir a la selección brasileña en otras ocasiones aceptó ahora entrenar a la Canarinha, a la que llega con una carrera respaldada por trabajo, academia y títulos.
El peso de sacar a Brasil del incómodo sexto lugar que ocupa en la eliminatoria suramericana para el Mundial de Rusia recae ahora en el entrenador, un nombre de aceptación entre aficionados y prensa.
El contacto de Tite con Ancelotti fue un breve intercambio realizado a comienzos de 2014, durante el año sabático que se tomó el brasileño y que le sirvió para empaparse de las estrategias y del estilo del entonces entrenador del Real Madrid.
Tite asegura que gracias a ese contacto aprendió a ser "más directo" con sus jugadores, "más preciso" en la preparación de los partidos y a hacer jugar a su equipo con el estilo más rápido e intenso que se practica en las principales ligas europeas, que plasmó en el último título de liga.
Los entrenamientos dejaron los tradicionales partidillos de calentamiento por trabajos más específicos y fructíferos de movimientos con balón o pelota parada.
Siguiendo una tradición desde 2007 de seleccionadores gaúchos, como se conocen a los nacidos en el sureño estado de Río Grande do Sul, Tite sucede en el cargo a Dunga, quien dirigió la selección en dos ocasiones, la última hasta la semana pasada en la Copa América cuando fue eliminado por Perú, Mano Menezes y Luiz Felipe Scolari.
El nuevo seleccionador fue jugador de equipos modestos en el país y se graduó como educador físico en la estatal Universidad de Campinas (Unicamp).
Con un amplio recorrido como técnico de equipos del fútbol brasileño, se destaca su paso por el Internacional de Porto Alegre, con el que ganó la Sudamericana de 2008 y la liga de 2009, y por el Corinthians, campeón en 2011, 2013 y 2015, el entrenador dirigió también en el exterior a los clubes emiratíes Al-Ain y Al-Wahda.
El técnico, de 55 años, se preció siempre de ser un estratega que construía sus equipos desde atrás hacia adelante y que se preocupaba ante todo por mantener su portería imbatida.
En su anterior paso por el Corinthians, entre 2010 y 2013, el equipo era el campeón de la austeridad, el rey del 1-0.
En 2015, el Corinthians acabó el campeonato con la mejor defensa (26 goles encajados en 35 partidos) y el ataque más productivo, con 63 tantos.
Sin embargo, los marcadores más habituales en los partidos del Corinthians de 2015 fueron las victorias por tres goles o más de diferencia.
Así, con esas características de juego, Tite espera devolverle la confianza a la afición brasileña, que después de la humillante eliminación en el Mundial de 2014, cuando cayó 1-7 en cuartos de final ante Alemania, no pudo sobreponerse con el nuevo paso de Dunga.
El estratega se afianzó como el técnico más laureado de la historia del Corinthians, con dos ligas (2011 y 2015), la Copa Libertadores y el Mundial de Clubes de 2012, la Recopa Sudamericana de 2013 y el Campeonato Paulista del mismo año.
Seco en su trato con la prensa y paternal con sus jugadores, Tite busca siempre identificarse con la afición de los equipos que entrena a través de su indumentaria.
Ahora acostumbra a vestir elegantes camisas blancas o negras durante los partidos, siempre abotonadas hasta el puño y muchas veces bajo una chaqueta negra, diferente del rojo que era su color preferido en las dos temporadas (2008-09) que pasó al frente del Internacional de Porto Alegre, el "colorado gaúcho".
Algunos dicen que su sastre se ha comprado rollos de tela amarilla, por si acaso quedaba vacante el banquillo de la selección brasileña, un episodio que se confirmó el martes con la salida de Dunga y el ahora anuncio de Tite como sus sustituto.