A qué poco le supo el empate a un Albacete que seguirá una jornada más en lo más hondo de la tabla. Tampoco le cogió demasiado sabor el Málaga a un punto con el que continúa descendiendo posiciones en la tabla. El cuadro andaluz solo ha sumado dos de los últimos 12 puntos en juego.
Fue el combinado manchego el que comenzó el partido advirtiendo muy pronto de sus intenciones: Eddy Silvestre rozó el primero con un lanzamiento desde la frontal del área, lo que puso en jaque a un combinado blanquiazul que comenzó entonces a mover el balón con mucha paciencia y soltura.
Los de Sergio Pellicer se instalaron en el balcón del área rival, pero acusaron la falta de chispa y de claridad en la zona decisiva. Caye Quintana estuvo tan activo como impreciso y se quedó a centímetros del 0-1 en un par de ocasiones. El onubense, no obstante, realizó un gran trabajo.
El Albacete, después de un primer tiempo irregular, se volcó hacia el ataque al final de la primera mitad y disfrutó de tres oportunidades para marcar que metieron el miedo en el equipo andaluz. Ni Álvaro Peña, ni Kecojevic ni Alberto Escassi, contra su propia portería, lograron batir a Dani Barrio.
Volvieron los jugadores tras el paso por los vestuarios y entonces llegaron los goles. El primero, el del Málaga: Manu Fuster cruzó el balón en defensa, algo que muchos jugadores aprenden desde que son alevines, y Jairo cazó el balón para superar a Tomeu Nadal y dibujar el primero en el electrónico.
Pero Alfredo Ortuño, solo tres minutos después, forzó una pena máxima que David Lombán cometió sobre él mismo y transformó el consiguiente lanzamiento de penalti. Terremoto en solo tres minutos que volvía a dejar el choque como estaba.
El seísmo provocó una fase de partido de nerviosismo en el que ninguno de los dos equipos logró imponer su dominio. Ortuño volvía a intentarlo en una portería y Orlando Sá, que sustituyó a Cristian Rodríguez, en la otra, pero el marcador ya no se volvía a mover.