Gracias a las declaraciones de Marcelino García Toral tras su salida del Olympique de Marsella, se está dando a conocer aún más la forma de proceder de un club supeditado a los intereses de sus ultras. El técnico español ya charló con 'L'Équipe' sobre este asunto y, en el diario 'AS', amplió su relato. Su salida del conjunto francés se produjo por unas amenazas de extremistas que, en parte, han estado ganando terreno gracias a la dirección.
"¿Que cómo es posible reunirse con los ultras? No es lo normal sentarse con esa gente, la verdad, nosotros no estamos acostumbrados. Ya nos ocurrió en pretemporada que, en el campo de entrenamiento, hubo una reunión de la plantilla y el 'staff' con ellos. Me dejó sorprendido, pero acepté por recomendación del club. Entraba dentro de la normalidad, por lo visto. Lo que no entra dentro de la normalidad es la amenaza a 4 dirigentes a la cara y en plenas instalaciones. Eso son palabras mayores", afirmó.
"Esto se aleja de todo. Siempre se habla de la importancia que tienen los ultras allí, pero pensé que era en número más que en poder. Quieren controlar el Marsella cuando el club debe estar controlado por sus dirigentes. Los ultras quieren controlar todo y eso impide la evolución del Marsella. Se acaba empequeñeciendo. Pensaba que Pablo Longoria -presidente- tenía esta situación controlada. Sabía de la influencia de los ultras, pero no hasta el punto de querer manejar quién está y quién no en el club. El primer sorprendido fue él. Así me lo dijo. La situación le cogió por sorpresa", agregó.
"Venía todo orquestado desde tiempo atrás. Yo, en realidad, no tuve ni 5 entrenamientos con todo el equipo y los resultados tampoco eran malos. Queríamos sentar las bases de un proyecto sólido. A nivel deportivo, no había argumentos para hacer esto, la verdad. Ese no fue el motivo. Por alguna otra razón, los ultras querían que los actuales dirigentes salieran del club", agregó antes de especificar que él no era uno de los señalados por los ultras.
En principio, Pablo Longoria iba a dejar el club con él: "Sí, 3 o 4 días después, hablando con los propietarios y por un acto de responsabilidad con ellos, y también por protegerlo, decidió quedarse. Me lo comunicó el viernes. El tema de los ultras es algo muy introducido e instaurado y es muy difícil de erradicar. En su ánimo, está controlar el Marsella. En ese estado negativo que rodea al club, se sienten a gusto. Prefieren esta circunstancia a la evolución de la entidad".
A propósito de aquello que dijo en 'L'Équipe' de que hacer un proyecto en este equipo es imposible, apostilló: "Los hechos están ahí. Hay un continuo cambio de entrenadores y de jugadores, los técnicos no están más de un año allí. Algo es manifiestamente mejorable. Es imposible generar un proyecto solido y ganador. Se pueden ganar competiciones cortas porque así es el fútbol, pero un título no va a suponer asentarse en el fútbol europeo porque eso, normalmente, se manifiesta a través de proyectos duraderos en el tiempo".
"¿Si se le puede competir al PSG de Mbappé en Francia? No, no se puede. Un equipo que invierte más de 300 millones y tiene a Mbappé, probablemente el mejor jugador del mundo ahora mismo, es difícil que se pueda superar en Francia y, en Europa, es complicado. Se reforzó bien, además. Firmó jugadores jóvenes franceses muy buenos, también futbolistas para las 2 áreas y centrocampistas. Tiene un buen entrenador, por lo que todo hace pensar que harán un equipo supercompetitivo", sostuvo también.
Acerca de si tiene ganas de volver a los banquillo pronto, comentó: "Quiero trabajar. Venía de un año parado y trabajé 3 meses, así que agotado no estoy (risas). ¿Lo de la Selección? Acepto las situaciones. Puedes tener más o menos ilusión por un proyecto, pero, a veces, las cosas no se dan. Para mí, poder dirigir a la Selección siempre será un honor. Esa situación no se dio. Eligieron otro entrenador y lo acepto. Tampoco debe ser una grandísima decepción".