"No sé si ustedes conocieron lo que era River. En mi caso, vine de chico jugando para Boca. Ahora vienes y tienes 15 o 20 canchas, gimnasio nuevo, vestuario profesional nuevo... eso también es bueno para lo que es el fútbol argentino", dijo Pratto, iniciando así su discurso. Un resumen también de lo que ha sido su carrera, de cómo ha ido creciendo.
Como veterano, sigue disfrutando de esta etapa y no piensa más allá. "A los jóvenes intento darles consejos futbolísticos y que cuiden lo que tienen y disfruten de lo que es River. Porque de River, en Argentina, después vas para abajo. No hay nada más arriba. Para arriba ya es Europa. En Sudamérica, River es el número uno y después no hay nada más. Y aunque le duela a los demás es así. River recuperó, a base de trabajo, un respeto deportivo e institucional que había perdido ocho o nueve años atrás", añadió Pratto a 'Olé'.
"Parece fácil porque un día no tienes para comer y al otro, no sé, vamos a ser brutos, un Mercedes. Me enseñaron lo que es la educación y la gente con mi educación. Ahora tengo 31 años y sigo respetando a gente como Gallardo o Ponzio como si tuviera 20", subrayó el atacante sobre el progreso en su carrera.
Y no quiso olvidar lo mal que lo llegó a pasar: "Aprendí mucho... no tenía ropa para entrenar, no tenía botas, no me podía bañar. Volvía del colegio a la una de la tarde, me iba comiendo un paquete de salchichas y volvía a las nueve de la noche de Cambaceres. Intento valorar eso y que también lo haga mi hija".
Pratto ahora se ha convertido en una pieza fundamental de River Plate, que encara ya el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores frente a Cerro Porteño en el Monumental.