No hubo sorpresas en el derbi y al final ocurrió lo predecible: el Real Betis mantuvo su buena línea de buen juego de las últimas semanas y fue muy superior a su rival, al que una vez más no supo rematar cuando lo tenía herido de muerte. Por lo visto sobre el campo, el 1-1 final debería ser motivo de celebración para los sevillistas y de disgusto para los béticos, pues no basta con ser mejor, hay que demostrarlo en el marcador, solo inaugurado a la séptima ocasión clara de gol por Ayoze, que antes había gozado de otras dos muy claras -una al palo-, al igual que Isco, una doble de Miranda, otra de Guido o un gol anulado a Bellerín por fuera de juego previo de Pezzella. El Sevilla FC, por contra, anotó la primera y prácticamente única ocasión clara que tuvo, con un zapatazo de Rakitic desde 25 metros al que los béticos, en su único error defensivo de la tarde, nunca debieron dejar rematar con tanta comodidad.
El Real Betis demostró ser hoy por hoy mucho más equipo que el Sevilla FC. Los nueve puntos de diferencia en la clasificación no engañan y la superioridad mostrada sobre el terreno de juego del minuto uno al noventa -los locales empezaron y acabaron encerrados en su área- fue por momentos apabullante. aunque la reiterada falta de acierto ante el gol le hizo volverse con un botín exiguo.
El sevillismo tiene motivos serios para preocuparse, más allá de poder celebrar el empate. Su equipo juega peor con Diego Alonso de lo que lo hacía con José Luis Mendilibar y es incapaz de ganarle a nadie. De sus diez últimos partidos solo ha salido vencedor en uno, ante al Quintanar de la Orden. Hoy tenía una última oportunidad de engancharse, aunque fuera de manera remota, a la pelea por las plazas europeas, pues un triunfo le hubiera dejado a seis puntos del séptimo, pero a base de empates no va a llegar a ningún lado. Hace unos días fue una caricatura de equipo ante el Arsenal y este domingo fue superado de principio a fin por el Betis, de ahí la gran bronca del público al palco a la finalización del partido. Los béticos salieron disgustados por el empate y los sevillistas, por corroborar que su equipo no le gana a nadie.