El Liverpool es el campeón de Inglaterra. Eso no lo discute nadie. Pero le faltaba un broche de oro. Un final dulce. Lo logró en al jornada final de la temporada en la Premier League derrotando a un correoso Newcastle que se adelantó a los 26 segundos.
Fue Gayle el encargado de abrir la lata. Recibió un gran pase que desencriptó la defensa rival y no dudó en superar al meta rival para poner el 1-0 en el marcador. A los 'reds' les tocaba demostrar por qué ya iban con el trofeo bajo el brazo antes siquiera de acabar el curso.
Y lo hicieron. Poco a poco, fueron ganando terreno hasta hacerse con el control del campo al 100%. Van Dijk fue el primero en golpear. Firmó el empate con un testarazo potente a centro teledirigido de Oxlade-Chamberlain. El gol hizo que les temblaran las piernas a las 'urracas'.
En el segundo acto, los de Klopp aprovecharon el bajón de sus contrincantes para rematar la faena. 14 minutos desde que la bola echó a rodar de nuevo tardó Origi en poner a los suyos por delante en el luminoso con asistencia de Robertson. El Newcastle estaba k.o.
Pero el Liverpool no quería terminar de acabar con él de momento. Bajó un poco el ritmo conforme se acercaba el tramo final y varias sustituciones oxigenaron sus filas. Reaccionó igualmente el conjunto blanquinegro y le salió mucho peor: encajaron la sentencia.
Ya en el 89', Mané firmó el 1-3 definitivo y le puso el broche de oro a la temporada del campeón. No había tiempo para reaccionar y el marcador no se movió. No sufre mucho por el resultado el Newcastle, que no se jugaba nada. Toca recargar las pilas en las vacaciones de cara a la próxima campaña.