Sin sus principales estrellas. Con las ausencias de Chicharito, Héctor Herrera o Hirving Lozano que, por diferentes razones, no formaron parte del 'Tri' en esta Copa Oro que muchos se negaban a valorar. El que sí lo hizo fue el 'Tata', que hizo volver a creer en un título que el país no celebraba desde cuatro años atrás.
Superó las dudas generadas en algunos partidos, como el de Costa Rica, y logró batir al gran rival, Estados Unidos, en la gran final. Sufrió y sudó de lo lindo, pero logró el objetivo ante un cuadro norteamericano que fue un digno competidor. Este título, una razón para creer en un sueño que tendrá su sede en Catar.
El duelo comenzó con un ritmo altísimo. Dos Santos avisó muy pronto, pero fue el equipo estadounidense quien tuvo la más clara de los primeros compases. Altidore se plantó solo ante Ochoa, pero, incomprensiblemente, falló una de esas oportunidades de las que se hablan durante años.
Poco a poco el grupo de Martino fue ganando peso. Muy bien Pizarro, que fue un martillo pilón constante por la banda izquierda. Ocasiones de uno y otro bando que no se transformaron en goles, la única razón por la que el encuentro llegó al descanso con empate a cero.
Tras el paso por los vestuarios, Estados Unidos comenzó fuerte la segunda mitad. Si no llega a ser por Guardado, México hubiese tenido que remar a contracorriente. El futbolista del Betis salvó bajo palos una pelota que se colaba en la portería a la salida de un córner. Un héroe para la hinchada azteca presente en Chicago.
Con el paso de los minutos, el 'Tri' demostró esa valentía que se le pedía y fue arriesgando más y más, mientras que EE.UU. se defendía como podía a la espera de algún contragolpe para aprovechar la velocidad de Pulisic.
La fortuna sonrió al que acabó siendo campeón
Precisamente fue el jugador del Chelsea quien avisó en el 71', pero dos minutos después llegó el gol de oro de Jonathan Dos Santos. El que acabó dando la puntilla a la gran final, aunque él no lo sabía. Tras una buena dejada de Raúl Jiménez en la frontal del área, Dos Santos golpeó con su pierna izquierda y la pelota acabó colándose en la portería defendida por Steffen, que no llegó a rechazar la bola. 1-0 y todo un país patas arriba.
Tras el tanto, México retrasó su línea de presión y sufrió de lo lindo. A falta de tres minutos para el pitido final, los estadounidenses tuvieron una doble oportunidad para devolver la igualada al marcador. Primero fue Ochoa quien logró rechazar el centro-chut de Bradley. Y en el rebote, Héctor Moreno, de forma milagrosa y con la cabeza, evitó el tanto de Roldan, que había disparado prácticamente a puerta vacía. De nuevo, los aztecas se salvaron de forma milagrosa.
La suerte del campeón, como muchos dirían. De una forma u otra, llegó el pitido final y, con él, la euforia de la afición del 'Tri' presente en el estadio. Dos años después del título de Estados Unidos en la Copa Oro, México vuelve a reinar en la CONCACAF. Recupera la corona y el sentimiento de ilusión de tener un motivo para creer en hacer un buen papel en el futuro Mundial que albergará Catar.