Portugal y España hicieron honor al que fue catalogado por todos como el mejor partido de la primera jornada del Mundial. El choque tuvo alternativas, palos anímicos y reacciones espectaculares, finalizando con un 3-3 que no se esperaba nadie y que fue impredecible por las alternativas durante el desarrollo de todo el choque.
Porque los españoles, que venían de un duro golpe anímico sólo un par de días atrás, vieron cómo su estreno mundialista se convertía en una gran montaña que escalar casi a las primeras de cambio. Nacho cayó en la trampa de Cristiano y el luso se sacó de la manga un penalti que transformó sin problemas ante De Gea para adelantar a Portugal.
No se habían cumplido ni cinco minutos y los peores recuerdos del Mundial de Brasil ya empezaban a rondar la cabeza a los españoles. Aún más con la destitución de Lopetegui y su repentina sustitución por Fernando Hierro aún en la retina de la expedición española a Sochi.
Pero España no se vino abajo por el desarrollo de los acontecimientos. Empezaron a aparecer Silva e Isco y los españoles ganaron en confianza. Portugal no tenía el balón y lo fiaba todo a un contragolpe que empezó repitiendo con asiduidad y que acabó por espaciarse cada vez más en el tiempo.
Salvador Diego Costa
Los españoles tenían el balón, pero les hacía falta algo más. Y apareció Diego Costa. El jugador del Atlético de Madrid, tantas veces criticado en la selección, avisó primero con una dejada a Silva que se fue al limbo. A la segunda oportunidad no avisaría más. Peleó por un balón largo de Busquets -pudo haber falta a Pepe- y se sacó un latigazo imparable para Rui Patrício tras doble quiebro junto a la frontal.
España aprovechó el subidón anímico y estuvo a punto de hacer el segundo en una volea fastuosa de Isco que se topó con el larguero del portero del Sporting. Para entonces, Portugal estaba a merced de 'la Roja', que aún pudo culminar la remontada en la primera mitad en una buena combinación de Diego Costa y Jordi Alba que un desdibujado Iniesta envió junto al palo de Portugal.
Todo parecía bajo control, pero hablar de control en un equipo que ha perdido a su líder hace menos de tres días es una auténtica quimera. Y es que en el segundo acercamiento de Portugal llegó su segundo tanto. Recibió Cristiano, se giró y buscó un chut raso que se le escapó entre la yema de los dedos a De Gea.
Si el palo del 1-0 antes del minuto cinco ya era difícil de digerir, el 2-1 cayó como una losa en los españoles, por la forma en que se produjo y por el minuto en el que llegó. El segundo de Cristiano fue el epílogo a una primera parte que ya fue muy entretenida, pero que quedaría totalmente minimizada por la espectacularidad de la segunda.
España no se viene abajo
El gol psicológico no hundió a España, que salió con ganas de poner las cosas en su sitio cuanto antes tras el descanso. Los de Hierro lo hicieron como sólo ellos saben, a través de la posesión. Portugal comenzó cómoda el segundo acto cediendo el balón a España. Luego, ya no estuvo tan cómoda. Y cuando quiso reaccionar fue demasiado tarde.
Para entonces, los españoles ya dominaban el encuentro tras los goles de Diego Costa y Nacho. El hispanobrasileño hizo su segundo tanto del choque en una acción a balón parado en la que aparecieron de nuevo Silva -sacó-, Busquets -peinó- y el propio Costa.
Y Nacho, que fue entonándose con el paso de los minutos, firmaría uno de los mejores tantos de lo que va de campeonato, al aprovechar un balón suelto para inventarse una volea que tocó en el palo de Rui Patrício y se coló mansamente en la portería lusa.
Si los españoles ya se sintieron cómodos tratando de remontar el 2-1, el 2-3 terminó por sacar su mejor versión. Tocaba y tocaba España y Portugal comenzaba a buscar soluciones de manera un tanto impotente, metiendo a Quaresma y a Joao Mário por unos empequeñecidos Bruno Fernandes y Bernardo Silva.
El veterano jugador del Besiktas pareció reactivar a sus compatriotas, pero era Cristiano el que daba una tremenda sensación de peligro cada vez que entraba en contacto con el balón. Merodeó el 3-3 en una acción en la que casi aprovecha las dudas de De Gea que fue salvada 'in extremis' por Piqué y terminaría por dejar sin palabras a los españoles cuando el choque y agonizaba.
Fue él quien recibió la falta en la frontal de Piqué y quien la puso con mimo en la escuadra de un De Gea que la siguió impotente con la mirada. Quedaban tres minutos, demasiado poco para que España remontara y un mundo para una Portugal que se enchufó entonces y estuvo a punto de culminar la remontada en una acción aislada de Quaresma que salvó de manera providencial Koke.
Batalla sin vencedor en Sochi, pero con muchos vencedores y vencidos y un héroe -Cristiano- y un villano -De Gea- que imposibilitaron la recuperación definitiva de una España con muy buena pinta.