El United tenía ante sí la oportunidad de ir a la capital del Turia con los deberes hechos. La Juventus vencía al Valencia y tan sólo tenía que vencer al equipo suizo, último del grupo. Sin embargo, pese a las ocasiones, los ingleses no pudieron perforar la portería rival en la primera mitad.
Mourinho sorprendió al dejar en el banquillo a Romelu Lukaku y Paul Pogba. Marcus Rashford fue el elegido para ocupar la punta del ataque, pero el plan del portugués no salió nada bien y tuvo que rectificar en la segunda mitad.
Pese a que no tuvo demasiados problemas en defensa, el equipo de Old Trafford no conseguía batir la meta defendida por David von Ballmos. En la segunda parte, en el minuto 64, Mou reculó y puso en escena al belga y al francés.
Ninguno supo darle otra cara al equipo, que tuvo que recurrir a los balones largos y las segundas jugadas para superar las líneas rivales. También dio entrada a Juan Mata, que intentó darle continuidad al juego entre líneas.
Cuando el partido parecía destinado al empate, ya en el añadido, Luke Shaw mandó un balón largo a la desesperada al interior del área del Young Boys. Allí se encontraba Lukaku, quien consiguió peinar hacia atrás el esférico.
Y el balón -cómo no- le cayó a Fellaini, que esperaba en el punto de penalti. Tras aguantar la tarascada del defensor, el centrocampista belga logró disparar a la media vuelta de forma cruzada para poner el 1-0.
Un tanto que desató la euforia en José Mourinho, que golpeó lo que tenía más cerca -unas botellas de agua- para celebrar el gol. Una diana con la que el United certificó su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones.