La historia de amor entre el Sevilla y la Europa League vivió este jueves una ruptura momentánea. Parecía que esto no iba a volver a pasar, que el hexcampeón iba a hacerse fuerte otra vez en su competición, pero llegó un tropiezo inesperado en un territorio tan complicado como Londres.
El West Ham, un equipo bastante correoso en su estadio, le amargó la noche a todo el sevillismo. Lopetegui tenía un plan tras el 1-0 de la ida y no era otro que esperar bien replegado atrás.
Todo lo que había ideado se le fue al trastre después del gol de Michail Antonio al borde del descanso. Es cierto que su equipo espabiló en la recta final del segundo tiempo, pero en la prórroga volvió a flaquear y se tuvo que despedir de su amada.
Desde el inicio, los 'hammers' mostraron sus cartas y arrinconaron de lo lindo a su oponente. Michail Antonio estaba siendo un incordio arriba al igual que un Pablo Fornals que también fue de lo mejorcito de su equipo.
Bono sabía que el partido pasaba por sus manos y salvó a los suyos en más de una acción. La más clara fue la mano que le metió a Michail Antonio poco antes del tanto del delantero. Buenísima acción de Benrahma y disparo seco del '9', que encontró una gran respuesta del marroquí.
Poco antes de esa acción, el Sevilla tuvo su ocasión y eso que estaba temeroso en el campo. Taconazo de Martial, centro de Augustinsson y zurdazo de En-Nesyri. Areola, muy atento, matió la manopla y mandó el balón a córner.
Y después de estar tan cerca del gol, el West Ham, que estaba siendo un martillo, se adelantó en el marcador. Michail Antonio caracoleó en el área, colgó el balón entre varios rivales y Soucek se elevó para firmar un gran cabezazo.
La eliminatoria ya estaba igualada, pero eso le importó poco a los 'hammers'. Los de Moyes siguieron a lo suyo hasta que llegó el descanso.
El West Ham sigue con su plan; el Sevilla espabila unos minutos
El segundo acto empezó como acabó el primero. El West Ham mandaba sin contemplaciones en el juego mientras el Sevilla continuó con su plan de esperar a su rival en su propio campo.
El cuadro andaluz tuvo que seguir empleándose a fondo en labores defensivas para contener a un equipo que estaba desatado en el terreno de juego. No había forma de pararlo y la tragedia parecía imposible de evitar.
Es cierto que las ocasiones no eran del todo peligrosas para los 'hammers', pero es que la superioridad fue tan aplastante que fue un milagro que no le marcaran otro en los 90 minutos a los de Lopetegui, que vieron algo de luz en una reacción fugaz en la recta final del segundo tiempo.
Buenos minutos para el equipo andaluz con la entrada de Óliver Torres, aunque no le sirvió de mucho.El partido se fue a la prórroga y ahí llegó el adiós.
La caída del rey
Otros 30 minutos más de sufrimiento para un Sevilla que se vino completamente abajo. Estaba mermado por las bajas y encima se quedó sin físico ante un equipo cuya virtud es esa.
Lopetegui trató de hacer cambios para darle algo de frescura a los suyos, pero ni por esas. Y en una acción aislada, en el 112', el West Ham soltó el martillo encima del rey de la Europa League.
La destrucción del gran campeón llegó por culpa de Yarmolenko. El ucraniano aprovechó el rechace de Bono a disparo de Fornals y mandó el balón a guardar.
Jarro de agua fría en la parroquia hispalense y éxtasis en las gradas del Olímpico de Londres. Los 'hammers' lo habían hecho, habían eliminado a uno de los grandes de la competición.
Sevilla llora porque el equipo no podrá coronarse de nuevo en una edición muy especial, ya que la final de esta temporada se iba a disputar en el Ramón Sánchez-Pizjuán.