Mal partido del Oviedo, ante un Burgos que sin ser brillante ha logrado sacar un gran rédito de un estadio muy, muy complicado. Aprovechó los pocos errores de su rival el equipo castellano para decantar a su favor un partido que no parecía nada asequible sobre el papel.
Ziganda tenía un plan. Un plan que tendrá que estudiar por qué no funcionó ante el Burgos. Sí, la iniciativa era del equipo 'carbayón', pero nada más. El Real Oviedo era un equipo plano, sin ideas en campo contrario.
El único que parecía tener las cosas claras era Borja, un tormento para Álvaro Rodríguez por la banda. Suyas fueron las mejores acciones del comienzo del partido, hasta que el lateral del Burgos le tomó la medida y empezó a anularle.
La posesión era del Oviedo, pero era inerte, estéril. No hacía daño al Burgos aunque llegase con asiduidad al área rival. Algo fallaba en el último pase.
Y entonces, a la media hora de partido, el plan de Ziganda terminó de saltar por los aires. Una pérdida en el centro del campo, que en el Oviedo entendieron como falta, tuvo como consecuencia la segunda llegada clara al área rival del Burgos.
Álvaro conectó con Juanma en la banda, a la espalda de la defensa, y este puso un pase preciso para un Guillermo que se logró colocar en el corazón del área lejos de los tres rivales que iban a taparle. De primeras definió cruzado e hizo saltar la sorpresa en el Carlos Tartiere.
La afición del Oviedo empezó a pitar a los suyos. No les gustaba, y con razón, lo que estaban viendo. Su equipo era gris y no daba la sensación de ser capaz de reaccionar. Y, para colmo, el Burgos empezó a hacer todo lo posible porque no se jugase demasiado o, como mínimo, fluido.
El Oviedo dio un pasito adelante en las postrimerías del primer tiempo, y Jimmy tuvo el gol del empate en el último suspiro, pero cuando las cosas vienen mal dadas, todo sale del revés.
Borja volvió a ser el de los primeros minutos y se quitó a Álvaro de encima con un buen regate. Se la dio a Jimmy en el corazón del área y este remató lo que en las gradas se celebraba como el empate. ¿Y qué ocurrió? Que nadie sabe muy bien cómo ni por qué, bajo palos estaba su compañero Jirka.
El colmo de la mala suerte es que el tiro de Jimmy pegó de lleno en el eslovaco y no entró. Y aunque lo hubiera hecho, era fuera de juego. Surrealista, absurdo y desesperante para los aficionados.
Estos al menos tuvieron un pequeño respiro tras el descanso, porque el Oviedo fue otro. Había vuelto de vestuarios el equipo de Ziganda con las pilas cargadas, y el Burgos empezó a desordenarse.
Ya no era el equipo sólido que tenía anulada a la delantera rival. Pasó de hacer una sola falta en los primeros 45 minutos a hacer nueve, que no es un número exagerado, pero evidencia a bien seguro cómo de diferente fue el segundo tiempo en comparación con el primero.
El Oviedo empezó a llegar con más claridad al área rival, y en el minuto 55, tras una de esas acciones de peligro, el árbitro detuvo el juego. Los del Burgos no entendían nada, pero es que el VAR había hablado.
Había visto un penalti tan evidente, a pesar de que el colegiado lo obvió, que le instó a detener el juego sin esperar a que la pelota saliera del rectángulo. Matos había propinado un pisotón a Jirka muy claro, involuntario, pero sancionable con penalti. Y García Verdura, tras mirar la acción en el monitor, lo indicó.
Borja Bastón convirtió la pena máxima y el Oviedo se lanzó a por la remontada. Y lo que se encontró fue con el segundo gol en contra, de nuevo cuando mejor estaba el equipo asturiano.
Una falta de esas que no entrañan excesivo peligro fue colgada por un viejo conocido del Tartiere, Saúl Berjón, y rematada por Guillermo para hacer el 1-2, y poner contra las cuerdas a un Oviedo que tras ese tanto se lanzó a tumba a abierta a por el empate.
Tenía 25 minutos por delante, pero Ziganda no especuló. Con los cambios que le restaban acumuló gente arriba, y acabó el partido colgando balones.
La consecuencia de tener a más de medio equipo centrando o buscando rematar es que atrás queda un solar, y era cuestión de tiempo que el Burgos cazara a su rival a la contra. Lo hizo uno de los suplentes, Claudio Medina, a cinco del final. Cabalgada desde su campo y definición entre las piernas de Femenías para sentenciar el duelo.
El Oviedo perdió su primer partido de la temporada en el Tartiere tras haber dado tres tiros al palo en la segunda mitad. Y, a pesar de ello, la sensación no es de que la victoria hubiera estado cerca. El Burgos, con lo justo, con una defensa casi impecable y un ataque certero, tumbó al Oviedo y sumó su primera victoria lejos de El Plantío.