Existen futbolistas a los que no se puede aprisionar. Como en cualquier ámbito de la vida, están esos versos libres que hacen del fútbol una caja de sorpresas. En ocasiones, en una delicia. En Kaliningrado, ante las ataduras de la ya consumadas clasificaciones de Inglaterra y Bélgica, Januzaj sacó su zurda a pasear y mandó a paseo el tedio.
En su precioso tanto en el minuto 51 está el resumen de un partido anodino, que casi en ningún momento tuvo ritmo ni intensidad. Sólo al final, cuando los de Southgate se dieron cuenta de que su rival en octavos era Colombia y no Japón, la cosa cambió. Tampoco en demasía, ya que los 'Pross' se marcharán al lado 'amable' del cuadro.
17 cambios que avanzaron lo que estaba por venir
De los 22 protagonistas que saltaron de inicio, sólo cinco repitieron con respecto a sus anteriores compromisos. El mensaje, claro: no había riesgos que correr. Lo importante era mantener la salud, no forzar demasiado y, en una parte proporcional, mantener la mente abierta con las tarjetas, que finalmente no decidieron nada,.
Por si acaso, Bélgica sumó un par de ellas en una primera mitad por momentos insufrible. Vardy no es Kane, Thorgan está a años luz de Eden y Batshuayi se queda a mitad de camino con Lukaku. Se notó, era algo evidente. El desconcierto y el freno de mano echado provocaron que las ocasiones llegaron a cuentagotas.
Un zarpazo de Tielemans, un centro de Alexander-Arnold que casi acaba en la escuadra de Courtois y un rechace que cazó Fellaini es lo poco a destacar de unos primeros 45 minutos de 'solteros contra casados'. Tres puntos en juego, sí, pero la segunda plaza sabía tan bien o mejor que la primera.
Hasta que Januzaj quiso
Las apuestas apuntaban claramente al 0-0, pero Januzaj quería protagonismo. Salir en las portadas, ganarse minutos. Uno de los pocos que entendió que las opciones en un Mundial no se pueden dejar escapar fue él. En el 51' caracoleó en el área, buscó su zurda y la mandó a guardar de forma exquisita. Un golazo con todas las letras.
Sólo en ese momento el partido encontró un camino en el que hacer disfrutar. Tampoco se volvieron locos, pero el ritmo fue otro. Inglaterra asumió más riesgos y Bélgica dio un claro paso atrás. Tanto reculó que Vardy conectó con Rashford y sólo la punta de los dedos de Courtois cortó una celebración de gol que estaba cantada.
Kane calentó, pero sólo para asustar. Southgate le devolvió al banquillo e Inglaterra le echó le menos en el carrusel de balones colgados que propuso desde las bandas. Fellaini tapó un disparo con márchamo de gol de Welbeck y, ya en el añadido, perdonó el 0-2 con un remate de pocos quilates, como el partido. En octavos será otra cosa.