Gerard Piqué ha acabado la temporada completamente fundido a nivel físico y mental, sobre todo por el palo que ha supuesto para la plantilla la remontada del Liverpool y la derrota en la final de la Copa frente al Valencia.
Con un mensaje de optimismo, los jugadores se fueron de vacaciones, pero unas vacaciones que serán más cortas para unos y más larga para otros debido a los diferentes compromisos internacionales.
Piqué se ha zafado de todos ellos y ha preferido tener los 50 días de descanso que concede el Barcelona después de once años en los que siempre ha tenido que interrumpir sus vacaciones por asuntos referidos al fútbol o alejados de él.
El empresario y futbolista ha pasado por compromisos de la Eurocopa, del Mundial, de tennis o incluso estuvo pendiente de que no hubiera ningún fallo en 'La Decisión' de Griezmann en el verano de 2018.
Pero esta vez es diferente. Piqué acabó la temporada con mayor cantidad de partidos en sus botas y lo ha notado, necesitando de casi esos dos meses de desconexión para volver el 14 de julio con la mentalidad renovada.
Casi ajeno a la actualidad, el central está pasando sus días junto a su mujer y su familia, entre casa y entre viajes reseteando su disco duro y poniéndose a punto para regresar al nivel en el que brilló en la temporada que está a punto de acabar.