Lo vivido la pasada noche en Ploiesti, Rumanía, no tiene forma de definirse. Tal vez podríamos resumirlo entre una mezcla de surrealismo e incredulidad jamás vista sobre un terreno de juego.
Pongámomos en situación. Minuto 66 del partido de Segunda de Rumanía entre el Petrolul Ploiesti y el Rapid Bucuresti. El colegiado del encuentro decreta penalti a favor de los locales y Arnautu se prepara desde los once metros.
Lanza la pena máxima y el guardameta lo para, pero el árbitro del encuentro decide repetir el lanzamiento porque el meta se había adelantado bajo palos y no pisaba la línea de cal.
Segundo intento. Vuelve a repetirse el guion, pero en esta ocasión es Marinescu el lanzador, el portero vuelve a adelantarse y el árbitro no duda en sacarle roja al arquero, que estalla de enfado y rabia, y abandona el partido rumbo a la grada entre gritos, insultos y lamentos.
Pero lo increíble de todo esto viene ahora, cuando un segundo portero entra en escena, Meza Colli, como tercer lanzador del Petrolul, lanza desde el punto de penalti y el balón se marcha directamente a las nubes. Los dirigentes del Rapid Bucuresti no podían creérselo desde la grada...
July 11, 2020