El Barcelona-Almería era secundario este sábado en la Ciudad Condal. Cada uno de los más de 92.000 espectadores que poblaron el Camp Nou tenían un solo nombre en la boca, el de Gerard Piqué.
Quiso el central despedirse en casa, donde ha crecido desde que entrase en la cantera azulgrana, y lo hizo con un partido solvente, sin errores y mostrando la gran historia que ha tenido como 'culé'.
La despedida fue con honores. Xavi apuró para quitarlo, quiso darle todos los minutos necesarios y regalarle, finalmente, la ovación que se merece el campeón de Europa y del Mundo, un jugador de leyenda.
Fernando, el sostén del Almería
El Barcelona vivió uno de los partidos más plácidos de la temporada. Como si el Almería fuese un invitado que se coló en la fiesta, el cuadro indálico dejó jugar a placer a un equipo que estaba preparando la fiesta.
El resultado, 2-0, fue incluso corto para lo visto en el Camp Nou. Jugó el Barcelona a placer y solo la falta de puntería, incluso un penalti fallado por Lewandowski, y un titánico Fernando, salvó el honor del Almería este sábado.
Las miradas, cómo no, estaban centradas en un Piqué que recibió una ovación a cada balón que tocó. Cómo ha cambiado el discurso desde el partido ante el Inter hasta que hizo oficial su decisión de marcharse ya.
Mientras el Camp Nou estaba atento a Piqué, el Barcelona buscó con ahínco un gol que le costó encontrar y, pese a todo, pudo irse al descanso con desventaja en el marcador.
Ramazani, de no ser por un Ter Stegen que aún no ha encajado en casa en Liga, pudo adelantar al Almería. Tampoco lo hicieron, para el Barça, ni Lewandowski, ni Ferran Torres ni un Dembélé capaz de lo mejor y lo peor en dos jugadas consecutivas.
Precisamente fue el francés el que rompió la igualada en el marcador. Le dejó un pasillo Ely para dar un pase a la red, minutos después de fallar un cabezazo que incomprensiblemente no entró.
Frenkie de Jong, denostado esta temporada, marcó el gol que dio la tranquilidad al Camp Nou y permitió a Xavi empezar a preparar el cambio por el que Christensen quedó a la vez marcado.
Y, finalmente, dijo adiós
La fiesta empezó en el partido y siguió después. Todo el estadio se puso de pie para despedir al capitán, para despedir al central más irreverente, para despedir al portavoz del club cuando nadie dio la cara.
Uno a uno, se fue despidiendo en su fiesta, de la que era el anfitrión y a la vez invitado. Decía adiós por última vez al campo en el que creció de niño, en el que se hizo mayor y en el que le ha visto incluso vacilar a su eterno rival, al Real Madrid.
Se retira un jugador de leyenda y lo hace por la puerta grande, en su casa, con todo el público a sus pies y con una victoria que deja a su Barça líder el día que dice adiós al fútbol como profesional... al menos en el Camp Nou.