La última vez que jugó España, estimado lector, aquí se remarcó la importancia de apartarse del resultadismo. El 1-1 ante Portugal no hizo demasiada justicia a un equipo valiente, maduro, dominador y fiable. Y ahora, no se van a cambiar las reglas. El punto que rascó 'in extremis' el equipo de Luis Enrique solo adorna un partido para olvidar, especialmente en defensa. Y es que esta España no la tiene. Ni zaga ni motivos para defenderla.
Lejos queda el que ahora se vería como un bendito problema de aquella otra España. Con Del Bosque, 'la Roja' dominaba, pero no marcaba. La verticalidad y la profundidad, junto al gol, eran las grandes taras de un equipo que, pese a ello, lo ganó todo. Pero la base de la retaguardia se daba por segura. El unocerismo como camino para ganar un Mundial. Muchos criticaban el 'uno', pero ahora todos anhelan el 'cero'.
Eric García volvió a quedar retratado en la jugada del segundo gol. Su nivel defensivo está muy, muy, muy lejos del deseado para un aspirante a reservar habitación en Catar para todo el mes. Repitió presencia en la foto mala del partido, como ya le ha pasado, de forma más o menos justa, en otras ocasiones.
Pero va mucho más allá de un jugador el problema defensivo. En el 1-0, la zaga tiró un fuera de juego que rompió Carvajal para habilitar a Kuchta. Se coló como quiso entre los centrales, aprovechó el error del lateral del Real Madrid y dejó en evidencia el sistema defensivo español cuando apenas se llevaban cuatro minutos jugados. El atacante ya solo tuvo que ser generoso y asistir a un Pesek que únicamente puso el pie para adelantar a República Checa. El tanto tuvo que ser validado tras la intervención del VAR, ya que, en directo, el asistente levantó el banderín por una posición ilegal inexistente.
Aunque fue el gran debe la línea de atrás, pocos se libran de un mal partido en general de España. Esa sensación de dominio, asedio, ocasiones, centros y juego de balonmano alrededor de una defensa atemorizada y encerrada en su área solo se vio en los últimos minutos del segundo tiempo. A España le faltó actitud, ambición y control del partido. No ayudó a ello un Koke una vez más intrascendente que apenas apareció en el centro del campo.
Gavi, excepción de récord
En todo el primer tiempo, solo un remate de espaldas de Eric García y un zurdazo desviado de Sarabia habían inquietado a un combinado checo que tuvo que recomponerse a los 24 minutos. Zeleny, lesionado, tuvo que dejarle su sitio a un Jankto que tampoco acabaría el partido.
En el añadido, y precisamente con el jugador del Getafe fuera del césped y con su selección con solo diez efectivos, apareció Gavi. Rodri encontró al '9' en el área y este, con una sutileza brutal, la cambió al segundo palo con la zurda para poner el 1-1. El gol, además, le permitió superar a Ansu Fati y convertirse en el goleador más precoz de la Selección con 17 años y 304 días.
El del Barça no solo marcó. De nuevo fue el mejor de un equipo en el que sobresalieron aún más sus ganas, su omnipresencia y su instinto ofensivo. Él y Asensio, con su entrada en el segundo tiempo, son casi los únicos que se salvan de la quema en una tarde-noche para olvidar.
La segunda mitad, para la que Luis Enrique metió a Ferran Torres por Sarabia, tuvo mejor color para 'la Roja'. Vaclik tuvo que emplearse a fondo para salvar el tanto de De Tomás, primero, y el de Ferran, que probó suerte con un remate de espaldas que sacó el ex sevillista con los dedos. Era notoria la mejoría, aunque sin alardes, de un equipo que rozó el 1-2 en el 62'. Asensio, que había entrado un minuto antes en un triple cambio, se topó con el poste izquierdo de Vaclik tras su buen zurdazo cruzado en el área.
Otra vez Eric
Cuando 'la Roja' parecía enderezar su rumbo, más roja se puso con el enésimo desajuste defensivo. Kuchta, que perdonó una clara antes en otro desastre defensivo, adelantó a los checos pasada la hora de partido. El delantero ya avisó en el 54' al mandar fuera un mano a mano ante Unai Simón. Una vez más, se coló entre una defensa con la espalda demasiado ancha y solo libró a España su remate desviado, que no fallido, por centímetros.
Decíamos que Eric García ya había salido alguna que otra vez en las fotos de las derrotas o tropiezos de la Selección. Y esta noche sumó una más. Cuando mejor estaba España, un balón a su espalda le volvió a señalar. No estaba con su marca, un Kuchta que se movió como quiso, pero tampoco fue al cruce del pase. Se quedó en ese limbo que ya se ha quedado otras veces, lo que agradeció Cerny para encontrar a su compañero y dejarle solo ante Unai Simón. Kuchta definió a la perfección con una vaselina medida que significó el 2-1.
Cuando España asimiló el mazazo, poco más de 20 minutos quedaban para el final. Cierto es que sí pisó el acelerador entonces, aunque no embotelló a su rival hasta los últimos minutos. Pese a ello, pudo empatar Morata en el 68' con un remate tímido al lateral de la red, aunque más claro fue el cabezazo al palo de Ferran Torres tras un centro de Asensio.
Asensio y un empate por los pelos
El balear fue de las pocas buenas noticias del día. Lejos de esconderse, quiso ser el responsable de una remontada que, aunque no llegó en su totalidad, recompensó el trabajo del madridista. Tras un tiro desviado de Morata desde la frontal, Asensio encontró la cabeza de Iñigo Martínez para salvar un punto 'in extremis'. Ya en el 90', el remate del central dio en el larguero y botó dentro, algo de lo que se enteró el árbitro un segundo más tarde gracias a la tecnología de gol.
El empate deja a España con dos puntos en la Liga de las Naciones, pero más preocupan las dudas con la mirada puesta ya en Catar. Un Mundial es una cita que no perdona, y, a día de hoy, la solvencia defensiva de 'la Roja' está más que en entredicho. España siempre compite e incluso puede sobrellevar la falta de mordiente arriba, pero si empieza a fallar a la vez en las dos áreas, ya no habrá 'tiki-taka' no dominio estéril en el centro del campo que la salve.