El Madrid firmó una nueva actuación descorazonadora en Anoeta, donde la Real le puso el alma que le faltó a la plantilla de Zidane, que sortea el penúltimo partido del curso más que convencido de que va a tener que llevarse los deberes a la playa. Se tomará los mojitos el francés con una libreta en la mesa, poniendo cruces y buscando cambiar el aura de un equipo perdido.
El conjunto 'txuri-urdin' afrontó el partido en plena fiesta, después del triunfo en la final de la Copa de la Reina de la sección femenina. Le vino bien a los de Imanol, que contaron con su afición en efervescencia, aún soñando con la posibilidad de ir a Europa si logra arrebatar al Athletic la séptima plaza al Athletic. Le faltaron jornadas a la Real, que tiene mimbres para la esperanza.
Como los tiene el Madrid, por mal que vengan dadas. Brahim y Vinicius, las mejores en este domingo. El malagueño fue el mejor hasta que Zidane le mandó al banco. Se notó desde el inicio, siempre la pidió, sabe que vive un examen constante. En el minuto seis, además, abrió su cuenta goleadora con una diana fantástica. Un golazo que define perfectamente a Brahim.
Robó, arrancó, recortó para dejar sentado a Llorente y definió al palo corto. Se adelantó el Madrid... y se vino abajo el equipo. La Real se creció, asustó con un gol anulado a Oyarzabal y empató en el 26'. La zaga blanca -de rojo en esta ocasión- hizo aguas y Mikel Merino hizo buena una asistencia cinco estrellas de Willian José, con el tacón.
De los aplausos, el brasileño pasó a la decepción. Vallejo cometió un claro penalti por una mano dentro del área y se llevó la tarjeta roja, a seis del descanso. Lo chutó Willian José, potente y raso, y ahí estuvo Courtois. La atajó como pudo el belga, que repitió aciertos y errores a partes iguales. El problema para él, que los fallos fueron demasiado cantosos.
El Madrid se quedó en vestuarios tras el intermedio y la Real hizo sangre. Arrancó con dos opciones claras de gol, aunque el que acertó fue Zaldua en el 58'... con errores de Marcelo y Courtois. El primero se comió el salto del lateral, mientras que el arquero se escurrió en un balón que parecía sencillo y que terminó entrando manso en la portería.
Con Benzema enseñando la patita, Barrenetxea sentenció tras un poste de Oyarzabal. El canterano batió por bajo para hacer historia a Courtois, que pudo hacer más. Ni reaccionó el Madrid, al que solo Vinicius animó. Buenos minutos del brasileño, que, como Brahim, le enseñó a otros lo que importa el escudo del Madrid. Por eso no serán tantos los que vuelvan en septiembre.