Todo sucedió en 2011. Por aquel entonces, Georges Leekens era el entrenador de una Selección Belga que aún no imaginaba el enorme salto de calidad que daría en apenas unos años.
Hazard era aún una joven promesa. A sus 20 años, el futbolista militaba en el Lille y se encontraba aún haciendo sus primeros pinitos en el combinado europeo.
El 3 de junio de aquel año, Bélgica se medía a Turquía en la fase de clasificación para la Eurocopa de Polonia y Ucrania de 2012. El encuentro marchaba 1-1 (resultado con el que acabó) y el seleccionador decidió sustituirle por Mertens a los 15 minutos del segundo tiempo.
Hazard salió del terreno de juego con cara de pocos amigos y 'pasó' de saludar al técnico. Ganó rápidamente el túnel de vestuarios y, antes de que finalizase el encuentro, decidió abandonar el estadio con su familia e irse a cenar a una conocida hamburguesería.
La noticia pronto saltó en todos los medios locales y la Federación Belga le impuso una multa. Dos partidos sin jugar le costó aquel acto de indisciplina conocido como el 'burger-gate' y que pudo acarrearle mayores consecuencias.
Bélgica no logró finalmente el billete para la Eurocopa tras quedar tercera de su grupo (por detrás de Alemania y Turquía) aunque, por suerte, ese fue el único castigo que se consumó aquel día. El del Chelsea logró recapacitar y avanzar en su madurez para, siete años después, tener opciones de plantarse en la final del Mundial.