En Nápoles ha nacido un superhéroe e incluso lleva máscara. Como Spider-Man, Superman o Batman, pero él no tiene capa, sino goles que repartir a raudales. Una máscara para gobernarlos a todos y, por encima de otras cosas, poner el Diego Armando Maradona a sus pies.
La ciudad italiana ha instaurado la 'Osimhenmanía' por decreto en esta temporada, después de que el nigeriano se echara a sus espaldas a un equipo partenopeo que ya se le ha quedado corto eso de ir sobrado en la Serie A, sino que ya también lo hace en los grandes escenarios de Europa.
El antiguo San Paolo vibró de una nueva exhibición de los suyos, que parecen haberse centrado en la Champions League al tener el título liguero en el bolsillo. Por su parte, el Eintracht Frankfurt pareció que nunca tuvo la necesidad de remontar y fue un mero espectador del show de Osimhen.
Los germanos apenas llegaron al área contraria y fue el hombre de moda el que tuvo la primera. Kvaratskhelia cogió la pelota desde la izquierda y trazó una diagonal hasta meterse en el área y disparar al palo corto, pero Kevin Trapp sacó la pelota a córner para mantener vivas las pocas esperanzas de su equipo.
El georgiano, que está en la agenda del Real Madrid, volvió a rondar el gol con una internada por la izquierda que acabó de nuevo con Trapp echándole la bronca a los suyos. Fue el preludio del primer tanto local. A poco de llegar al descanso, un centro de Politano desde la derecha encontró la cabeza del goleador partenopeo.
El punta se elevó más que los dos defensores rivales para conectar un frentazo que pilló a contrapié al meta enemigo. La pelota fue bombeada, pero bajó hasta entrar por la escuadra izquierda. El peor golpe y un jarro de agua fría para dejar casi imposible la remontada del vigente campeón de la Europa League.
En el 53', se cerró la persiana para los de Glasner con el segundo. Kvaratskhelia inició por la izquierda y cambió la pelota hacia la derecha, donde Politano se la dejó a Di Lorenzo y este se la cedió a Osimhen, que la empujó a placer antes de hacerse daño. Fue el 2-0 y el fin a otra actuación estelar del nigeriano.
Pasada la hora de juego, la frustración de los alemanes quedó reflejada en la acción del penalti, donde Sow le propinó una patada clara a Zielinski y Anthony Taylor, que estaba muy cerca, no dudó. El propio polaco fue el que asumió la responsabilidad y el que se unió a la fiesta del Diego Armando Maradona.
La grada empezó su festejo particular vislumbrando ya los cuartos de final de la Liga de Campeones. Como en el resto del partido, el Eintracht apenas incomodó a un Meret que tuvo uno de los partidos más fáciles de su vida. Los cambios se produjeron, el tiempo pasó y el líder de la Serie A se colocó entre los ocho mejores equipos de Europa.
Los sueños están para cumplirlos y el Nápoles no deja de fantasear con esa 'Orejona' que, como es obvio, es muy difícil de alcanzar. Pero ahora ya hay un pasito menos y el cuadro italiano ya espera rival para alcanzar esas ansiadas semifinales de la mejor competición europea.