Llegó la hora de la verdad en el Grupo B y tan solo dos equipos iban a conseguir el premio que les aguardaba al final del camino. El Irán-Estados Unidos era uno de esos duelos en los que podía pasar cualquier cosa y en los que los aficionados no pueden soltar la calculadora en el transcurso del choque.
La fiabilidad estadounidense, que ya legó a esa primera ronda de eliminación en Brasil 2014, ante la historia de Irán, que nunca lo había hecho en las participaciones que había disputado en una Copa del Mundo.
Un choque que, a pesar de toda la polémica generada por las connotaciones políticas, en ningún momento se fue de las manos. Intensidad y buen ritmo para un duelo acorde a la importancia del evento.
Estados Unidos fue el combinado que más propuso, al menos, en los primeros minutos de juego. La banda izquierda fue la principal vía de peligro para los ataques de los norteamericanos, que encontraron en Pulisic a su hombre más dinámico.
Irán pareció dormida, aunque estaba muy claro cuál iba a ser el plan a seguir el conjunto de Queiroz. La idea fue la de no dejar espacios atrás, entregar el esférico a su oponente y concentrar todas sus energías en salir al contragolpe.
Y así fue, pero no todo en la vida es de color de rosa. Las salidas vertiginosas de los iraníes apenas quedaron en nada y ni siquiera llegaron a inquietar a Turner en los primeros 45 minutos.
Todo cambió a filo del descanso, cuando en apenas tres toques, el cuadro de 'las barras y las estrellas' se puso por delante en el Al Thumama Stadium. Mckennie envió una pelota medida hacia la derecha donde Dest, sin dejarla caer, prolongó de cabeza al área y Pulisic la remató con mucho atrevimiento y potencia para colocar el 0-1 en el electrónico. No salió muy bien parado el norteamericano que, a la postre, no pudo continuar sobre el terreno de juego.
Todavía hubo más en el primer acto, ya que Weah firmó el segundo en el 45' en un mano a mano ante Beiranvand. No obstante, la acción estuvo invalidada, puesto que el delantero partió en posición antirreglamentaria.
En el comienzo del segundo tiempo, a Irán le tocó arriesgar, aunque Estados Unidos no le perdió nunca la cara al partido. Sin embargo, el conjunto de Berhalter mantuvo la cabeza fría y no arriesgó, ya que un gol los dejaba fuera de esos ansiados octavos de final.
Ghoddos, que entró en la segunda mitad, fue el que gozó de mayores oportunidades de gol. Primero, en el 52', y después, en el 65' tras recoger un balón suelto en el interior del área estadounidense, que por muy poco no se coló por toda la escuadra de Turner.
El choque entró en su recta final y Carlos Queiroz metió toda la carne en el asador. También dio un paso atrás Estados Unidos, cuya prioridad absoluta fue la de no echar por la borda todo el trabajo de la primera mitad.
Los nervios estaban a flor de piel, tanto para un bando como para el otro. Ya se protestaba cualquier agarrón, por débil que fuese y como viene siendo habitual en esta edición de Catar, en el tiempo añadido se iba a jugar otro 'minipartido' totalmente distinto.
Nueve minutos de añadido donde nadie se mantuvo en su asiento. Pouraliganji pudo entrar en la historia de su país si su remate de cabeza llega a colarse al fondo de la red, pero la fortuna quiso que se marchase por línea de fondo.
También Taremi, ávido como él solo, que trató de engañar a Mateu y que pitase penalti tras un forcejeo en el área ante Carters-Vicker, donde el '9' fue el suelo, pero sin éxito en su intento de buscar la pena máxima.
Un largo y tedioso añadido que llegó a su fin tras más de 100 minutos de juego y que desató toda la euforia contenida de los norteamericanos. Una noche de cine para Estados Unidos quien tendrá en octavos a un duro rival como es Países Bajos.