Este domingo, los dos finalistas de la pasada Champions volverán verse las caras por primera vez en el terreno de juego. El Liverpool recibe a un Tottenham que llega herido.
Se suele decir que no hay animal más peligroso que aquel que está herido. Pero es que, además, el club londinense lo está por partida doble desde el 1 de junio.
Esa derrota en la final de la Champions League ante los 'reds' sigue escociendo y el mal inicio de temporada lo único que ha hecho ha sido echar sal en la herida.
Pero ahora tienen la oportunidad de comenzar a darle la vuelta a esa situación con una pequeña venganza. Un partido si más trascendencia que la Liga y, aun así, un buen resultado puede prender la mecha.
Una venganza nimia, sentada en las bases de una tristeza de hace casi cinco meses ya. Pero a Kane le duele, a Moura le duele y a Pochettino le duele, como a tantos otros.
Anfield parece un buen lugar para comenzar a restañar esas heridas, aunque también puede ser la trampa que haga hundir aún más el dedo en la llaga.